La revolución digital ha llegado a todos los sectores de la economía. El ahorro y la inversión no van a ser la excepción.
No se trata de que un robot tome decisiones estratégicas. Todavía no ha surgido un algoritmo que entienda el papel que juegan los aspectos psicológicos o sociológicos en el comportamiento de los mercados. O que valore expectativas además de números. Pero la tecnología puede reducir mucho los costes. Y tampoco hay porqué pagar altísimas comisiones por productos y servicios que no están a la altura de lo que cuestan. Hay muchos fondos de inversión que se limitan a imitar la composición de un índice pero cobran como si realizaran una gestión activa que batiera a dicho índice.
La revolución también ha llegado al asesoramiento. El asesoramiento financiero realmente independiente y libre de conflicto de interés ya es una realidad. El asesor no puede basar su remuneración en las comisiones que pagan los fabricantes de productos financieros. Si lo hace – y la mayoría lo hace – no es un asesor: es un vendedor a comisión.
Yo quiero predicar con el ejemplo. Desde Nextep Finance estoy trabajando para ofrecer servicios de los que se pueda decir que, por fin, los inversores han dejado de ser la excepción a la hora de participar en los beneficios del cambio que se está produciendo en la economía en general y en el sector financiero en particular.