Hace diez años que mi estrategia de inversión se ha basado en sobre ponderar EE.UU. e infra ponderar Europa. Y en cualquier caso evitar completamente la bolsa española.
Recientemente equilibré la posición europea con la norteamericana, porque, si bien sigo pensando que EE.UU. seguirá superando a Europa en crecimiento económico e innovación, la diferencia de precio ha llegado a ser excesiva.
Fíjense sino en el gráfico nº 4, que muestra como desde 1950 nunca había sido tan elevada la rentabilidad de la bolsa USA frente a la europea. Como probablemente saben, soy un ferviente defensor de que los precios de los valores norteamericanos están justificados por su liderazgo empresarial y digital frente a la euro esclerosis y la burocracia europea, pero todo tiene un límite. Un ajuste, aunque sólo sea para volver ligeramente a la media, tendría bastante lógica.
Gráfico nº 4: resultados de la bolsa USA respecto a la europea.

En cuanto a mi posición respecto a España, no ha habido cambios, y los motivos por los que he desaconsejado en múltiples ocasiones invertir en nuestro país también han sido explicados otras tantas veces en estos cuadernos y en los informes y recomendaciones de Nextep.
Pero si Europa está ganando adeptos entre los gestores internacionales (ver gráfico número 5) no es sólo por el precio. Al fin y al cabo, si la Unión Europa sigue con su burocracia, su falta de impulso económico y su retraso digital, lo más normal es que esa diferencia en cuanto a resultados bursátiles se mantenga en el tiempo. Lo que ocurre es que recientemente hemos asistido a un evento que podría reducir ligeramente la diferencia de resultados bursátiles con Estados Unidos. Se trata del acuerdo para la reconstrucción europea.
La primera sensación es que se trata sin duda de un acuerdo muy importante, un evento que marcará un antes y un después. Yo creo que Ángela Merkel ha visto en él la oportunidad de cerrar con un broche de oro su carrera política y entrar en la historia por la puerta grande. Y no lo ha desaprovechado.
El acuerdo significa, entre otras cosas, que finalmente y aunque no lo llamen así, Europa mutualizará una parte de su deuda. Para bien o para mal, todos los países de la Unión son ahora responsables mancomunados del pago de la deuda que se emita para contrarrestar la crisis provocada por el COVID-19.
En mi opinión esto algo positivo. No tanto porque sea difícil pensar en una Europa realmente unida sin corresponsabilidad fiscal, sino porque este importante paso va acompañado de exigencias muy claras respecto a como se debe de gastar el dinero de los contribuyentes en la Unión. Y una Europa más unida y más responsable es una Europa más atractiva para los inversores.
La “mutualización” de parte de la deuda europea va acompañada de exigencias y controles respecto a como se debe de gastar el dinero de los contribuyentes.
Hay un atractivo adicional para los mercados en este acuerdo y es que, por fin, la Unión Europea lanzará un auténtico plan de estímulo económico conjunto. Personalmente pienso que a largo plazo servirá de poco si no va acompañado de una reducción de la burocracia y los excesos regulatorios que caracterizan a la eurozona, pero no cabe la menor duda que en el corto plazo afectará positivamente al crecimiento y, en consecuencia, a las bolsas.
Así que hasta aquí, “so far, so good” en lo que se refiere a invertir en el conjunto de la Eurozona, al menos mientras dure la euforia del acuerdo y sus primeros efectos. Pero donde no lo tengo tan claro es en que el acuerdo cambie mi visión sobre el mercado español.
Cada vez que me han preguntado sobre si con la ayuda europea evitaremos el rescate respondo que depende como se utilice. Se puede invertir inteligentemente para mejorar nuestra competitividad y para abandonar el retraso digital al que nos han condenado los gobiernos de los últimos diez años – incluido por supuesto el actual -, pero también se puede dilapidar el dinero en gasto político y en tapar agujeros fruto de una mala gestión anterior, ya sea por parte del gobierno central o de las autonomías. Y la tentación va a ser muy fuerte.
Me dirán que la ayuda viene con condiciones, precisamente para que el dinero se emplee en la dirección de la competitividad, la revolución digital y el cuidado del medio ambiente. Es más, viene con una cláusula realmente “diabólica”: cualquiera de los firmantes del pacto puede echar el freno de emergencia a las ayudas en cualquier momento si piensa que “alguien” está empleando el dinero de forma distinta a la pactada. Pero no nos engañemos: a la hora de la verdad y según pase el tiempo será muy difícil seguirle el rastro a un dinero que se repartirá entre el Estado y las autonomías, en un laberinto de muy difícil seguimiento desde Bruselas.
Por resumirlo, yo diría que hasta que no lo vea no lo creeré. Si finalmente el gobierno español se toma en serio la revolución digital, la mejora de la competitividad, le da prioridad al empleo de los jóvenes, a la educación, a la investigación y a la innovación, entonces me lo creeré. Y si encima se reduce el gasto político y se dedica ese dinero a pensiones, entonces me lo creeré más todavía.
Si no, si se dilapida la ayuda, se acelerará la tendencia hacia una Europa del Norte cada vez más rica y avanzada y una de Europa del Sur cada vez más alejada del progreso y la estabilidad. Así que vamos a ver cómo se emplea el dinero y luego decidiremos si es una buena idea acompañar al gobierno en la inversión.
Como siempre, tratamos de acompañar nuestras afirmaciones con datos, así que aprovecharemos la encuesta que hemos utilizado en el epígrafe anterior para comprobar si los responsables de los fondos de inversión globales son de la misma opinión respecto al atractivo, aunque sea temporal, de la Unión Europea.
El gráfico nº 2 así lo confirma: la eurozona es el activo que más se ha beneficiado por el posicionamiento de los inversores institucionales a finales del mes de julio. Y también muestra que parece que no les gustan los bancos, y eso no es bueno para nuestro IBEX, que es un índice muy bancarizado.
Gráfico nº 4: Posicionamiento global de los fondos de inversión en Julio de 2020

El dato es anterior al anuncio de la implementación del fondo europeo de recuperación, porque, aunque increíblemente a muchos analistas últimamente les sorprenda, la regla número uno de los mercados es la anticipación. Así que aunque no se hubiera firmado el acuerdo el plan ya era conocido por los inversores. E hicieron sus apuestas.
Otro dato que confirma el atractivo de la bolsa europea es el aumento de flujos de dinero de inversores norteamericanos hacia fondos que invierten en Europa. Lo vemos representado por las barras de color verde del gráfico número 4, que son claramente positivos tras ser habitualmente negativos en años anteriores.
Gráfico nº 5: flujos de inversión en la categoría americana “Europe Stock” de Morningstar

¿Cómo debe de tenerse en cuenta todo lo anterior en una cartera de fondos?
Es muy habitual que las carteras de los inversores españoles la renta variable de nuestro país tenga una presencia importante.
En Nextep hace tiempo que lo desaconsejamos y, en nuestra opinión, es demasiado pronto para volver a la renta variable española.
Si decide reducir el peso de la renta del española es muy importante asesorarse correctamente a la hora de llevar ese dinero a otros fondos, porque hay muchas alternativas interesantes. Y a estos efectos también es importante tener en cuenta su perfil de inversión.
El inversor conservador no debe dejar pasar la oportunidad de tomar posiciones en empresas y sectores con altos dividendos y que tengan perspectiva de mantenerlos en el futuro, para así compensar la rentabilidad cero o negativa actual de los cupones de la renta fija. El inversor agresivo tiene todavía muchas opciones para invertir en países con expectativas de crecimiento.
Desde Nextep podemos ayudarle a realizar esa diversificación internacional, teniendo en cuenta las tendencias actuales y los activos sectores y países que puedan ser más interesantes de cara al futuro.
Otra posible consecuencia del aumento de flujos de inversión desde Estados Unidos hacia Europa es el repunte de la cotización del euro frente al dólar. Es una cuestión a vigilar, sobre todo si tiene usted en cartera productos que no cubran la divisa. En Nextep ofrecemos a nuestros asesorados un servicio de notificaciones que indica todos los cambios que deben de realizar en la composición de sus carteras tan pronto consideramos que es necesario efectuar alguno.