Un cliente del banquero J. P Morgan le dijo un día que él entendía perfectamente que, a largo plazo, la forma de obtener el mayor rendimiento en sus inversiones era sobreponderar la renta variable, pero que no era capaz conciliar el sueño con tantas acciones en cartera. Así que le preguntó al banquero cuánta renta variable debería tener. JP le miró y le dijo: “empiece a vender y deténgase el día que consiga dormir”
Como les comentaba en el Cuaderno nº 14 (1) , mi forma de trabajar se basa en comprar en las “rebajas” y, en caso de tener que vender, hacerlo únicamente cuando todo el mundo compra. Un gráfico de largo plazo del Dow Jones o del índice global MSCI World les mostrará porqué actuando así siempre se gana. La única excepción que aplico a esta regla es cuando creo que el mercado va a entrar en un periodo bajista largo y pronunciado. Y si vendo es con el objetivo de acumular liquidez, para así renovar la cartera a precios de saldo.
Con este método no es necesario tratar de predecir el futuro. Es falso que el futuro económico y financiero sea impredecible. Hay factores que los son y otros que no, por eso se pueden establecer estrategias que obtengan más aciertos que errores. El problema es que habrá errores, motivo por el cual no puede dejarse el grueso de la gestión de una cartera a la capacidad de predicción.
Por el contrario, lo que está históricamente demostrado es que – al menos en los dos índices mencionados anteriormente – las grandes caídas siempre acaban recuperándose. Y tenemos datos históricos suficientes para saber cuando estamos de rebajas, además de contar con la inapreciable ayuda del análisis técnico y fundamental para establecer el “timing” de compra. De ahí que el método de comprar en rebajas y mantener lo adquirido sea, en mi opinión, el más sólido. Hacer eso lo mejor posible representa el 70% de mi estrategia, incluido saber retirarme ocasionalmente ante posibles tendencias bajistas de larga duración. El resto son estrategias de corto y medio plazo, basadas en la predicción, así como la selección de activos, gestores o países cuando aportan un valor añadido adicional.
De acuerdo con esta filosofía, este año hice liquidez al inicio del mismo aprovechando el momento de euforia (ver informes de Enero y Febrero ) y luego compré cuando el mercado cayó (ver informe de Marzo) Lo hice moderadamente porque las rebajas no eran especialmente atractivas y porque, he de reconocerlo, no hice tanta liquidez como debiera haber hecho. Ahora no me planteo vender y, de hecho, si el mercado tuviera un desplome adicional lo que haría es comprar más, utilizando para ello recursos de la parte conservadora de mi cartera.
Pero no todo el mundo puede dormir con esta estrategia. Así que, para quienes piensen que lo de invertir a largo esta muy bien pero últimamente duermen mal, o para quienes piensen que esto no es una corrección sino un cambio de tendencia de largo plazo – lo cual obviamente no es descartable –, sugiero a continuación posibles alternativas.
Pero lo primero que tiene que hacer alguien que quiera retirarse del mercado y esperar a tiempos mejores es decidir cuando va a vender. Hay que evitar tomar decisiones precipitadas. En mi opinión, esta decisión tiene su origen en el análisis fundamental, como, por ejemplo, porque sigan subiendo los tipos de interés en EE.UU., se recrudezcan las tensiones comerciales con China o cualquier otro motivo que pueda surgir. Pero la señal de que el mercado puede ir realmente a peor en lugar de a mejor la va a dar el análisis técnico.
Gráfico nº 1: el índice SP 500. Tirón alcista y …. ¿corrección?

Si observan el Gráfico nº 1 verán como el índice SP 500 de la bolsa de Nueva York – el más importante del mundo – ha establecido un suelo en el nivel 2.550 puntos (línea verde). Si perforara a la baja ese suelo, en el que ya están descontadas las malas noticias conocidas, iría a buscar apoyo más abajo. No sabemos cuanto más abajo, eso dependerá de lo que provoque el movimiento, pero la experiencia nos muestra que la caída sería considerable.
La conclusión es clara: si se aproxima de nuevo a ese nivel (2.550) o lo rompe, quien no quiera esperar pacientemente a una recuperación bursátil debe salir, entendiendo por salir reducir el peso de la renta variable hasta niveles que le permitan dormir a pierna suelta.
Si se aproxima de nuevo a ese nivel (2.550) o lo rompe, quien no quiera esperar a una recuperación debe salir.
A continuación viene la cuestión de qué comprar con ese dinero. Si yo fuera a salir para mucho tiempo me plantearía el sector inmobiliario, pues gracias a que el gobierno no promociona ni apoya otras alternativas de ahorro, asistiremos a la creación de una nueva burbuja, la más grande que hemos conocido (ver Informe de Abril de 2017: “Del depósito al pisio”) y todavía se puede aprovechar. Aunque mucho cuidado con el “timing” de salida. Pero yo no creo que vaya a tardar tanto la recuperación bursátil y, además, prefiero diversificar y no tener demasiado dinero en el ilíquido ladrillo. Así que me plantearía alternativas que no sean el sector inmobiliario.
El grueso de la venta debe ir a productos o activos de muy baja volatilidad. No es buena idea salir de Guatemala para entrar en “Guatepeor.” Si se sale para invertir, por ejemplo, en oro y luego el mercado se da la vuelta y el oro cae, será un mal negocio. Tampoco valen los bonos de largo plazo, pues uno de los detonantes de la crisis bursátil actual es la subida de tipos, que se mueven en dirección inversa al precio de los bonos (especialmente en los de largo plazo)
Yo invertiría el grueso de la venta en los fondos mixtos conservadores de los que les hablo desde hace mucho tiempo y que menciono de nuevo en el último capítulo de este informe. Tienen la ventaja de que mantienen – o juegan ocasionalmente – con posiciones en renta variable, de forma que, si la recuperación viene por sorpresa no pilla totalmente fuera. Y la renta fija que tienen en cartera es de muy corto plazo, así que no asumen riesgo de tipos
El resto, digamos que una tercera parte de lo retirado de la renta variable, lo invertiría en letras del tesoro norteamericanas a un año y en bonos de empresas de buen nivel crediticio a ese mismo plazo, tal y como les indico en el epígrafe de renta fija, en el capítulo titulado “Depósito a un año al 2,25%”