En los mercados hay que poner las luces largas. Se invierte ahora pensando en lo que va a ocurrir dentro de seis meses o un año, no en qué ocurrirá mañana o pasado mañana (salvo que seas un “trader” o inversor de muy corto plazo).
Así que vamos a hacer un ejercicio de finanzas ficción e imaginar que ocurrirá el día en el que se anuncie que una de las vacunas que están en estado más avanzado, la conocida como fase tres, ha finalizado esa prueba y ha recibido autorización definitiva para su comercialización.
En realidad habría que hablar de dos días: primero del día en el que finalice la prueba fase tres y se solicite la aprobación de los reguladores y del día en el que se obtenga.
A efectos de timing aclararé que, conociendo cómo funcionan los mercados, el día D es aquel en el que finalice la fase tres y se solicite la aprobación. Es de suponer que una empresa seria y del nivel de las que están compitiendo no va a solicitar la aprobación si no está muy segura de obtenerla, por lo tanto ese sería el primer día de la Noticia con mayúsculas que esperan no solo en los mercados sino toda la humanidad.
Pero en pocos sitios se va a notar tanto la llegada de la vacuna como en los mercados. De entrada porque son los primeros que se van a “vacunar”, porque los mercados anticipan eventos futuros, porque los inversores invierten ahora con el objetivo de obtener beneficios en el futuro si su apuesta resulta acertada.
Precisamente por esa tendencia a la anticipación lo primero que hay que plantearse es si, cuando finalmente se anuncie que hay una vacuna, si a lo mejor el mercado ya lo ha descontado. Ya saben ustedes: “Comprar con el rumor, vender con la noticia”.
Eso dependerá de las noticias que se vayan publicando de aquí al día D, pero probablemente ya no queden muchas, puesto que el anuncio seguramente se producirá en las próximas semanas. En cualquier caso parece evidente que el mercado no da todavía por hecho que habrá una vacuna. Prueba de ello es cómo están cayendo las bolsas ante los rebrotes que se han producido en Europa.
Si los inversores pensaran que a lo largo de los próximos tres meses se vacunará a gran parte de la población de riesgo, al menos en los países avanzados, no actuarían de una manera tan pesimista. En otras palabras: el mercado espera confirmación.
Ese escenario en el que además de hablarse de número de casos y fallecimientos se hable de vacunaciones masivas va a coincidir con el momento en el que empiecen a notarse en mayor o menor medida las medidas draconianas que se han tomado en Europa para detener la expansión del virus antes de Navidades.
El día que se anuncie la aprobación y por lo tanto el inicio de la distribución de la primera vacuna contra el COVID probablemente el activo más perjudicado sean los bonos. Y no porque los bancos centrales vayan a dejar de comprar o detener el estímulo monetario en el corto plazo, sino porque ya se podrá empezar a ponerle fecha al “tapering” (reducción de compras).
Me dirán que doy por hecho que va a haber vacuna. Mi trabajo consiste en asignar probabilidades en base a la información disponible y, vista la seguridad que muestran al respecto varios de los fabricantes y muchos gobiernos, el cálculo de probabilidades en base a esa información es favorable a la llegada de una vacuna. Por supuesto que hay un margen de error, pero en los mercados siempre hay un margen de error y se trata de situarse en la opción más probable. Es más: a mayor margen de error, mayor beneficio potencial en caso de acierto.
Cómo afectará a una cartera de fondos el anuncio de la vacuna
La llegada de una vacuna del COVID 19 probablemente afecte de forma menos positiva al sector tecnológico que al industrial. Tampoco se trata de que vaya a subir el Dow Jones y bajar el NASDAQ, pero éste último ha sido, con diferencia, el mayor beneficiario de la pandemia y los confinamientos y el Dow o la parte no tecnológica del SP 500, los más perjudicados. Si el mercado apuesta por la vacuna podría revertirse la tendencia.
Los inversores podrían empezar a pensar que tan pronto se haya vacunado a la población de riesgo y todas aquellas personas que sin serlo deseen vacunarse podríamos ver mucha más actividad en las calles y más compras físicas que ahora. Y más compras físicas significan menos compras online. Y más gente yendo al cine significa menos suscripciones a Netflix, etc., etc.
Una gran beneficiaria de la noticia de que haya una vacuna disponible que cumpla con todos los requisitos de los organismos internacionales será la bolsa europea. Y digo europea y no española porque nuestro país no recuperará la normalidad en su economía hasta mucho más tarde, como consecuencia de su fuerte dependencia de la hostelería y el turismo.
Entre los mercados avanzados han sido los fondos de renta variable europea los que peor han llevado la pandemia, porque los índices europeos carecen de valores que se beneficien del confinamiento. De hecho, lo que hay son valores que o se ven perjudicados o no le sacan partido alguno. El razonamiento es similar al anterior: si la bolsa europea ha sido la gran perjudicada será también la gran beneficiada cuando cambie el escenario.