Se habla mucho de la revolución digital y de su llegada al sector financiero. Lo que ha dado en llamarse “sector Fintech” o sector financiero del futuro , el que utiliza la tecnología para ofrecer servicios financieros mejores de una forma más cómoda y más barata. De hecho es el sector en el que se sitúa Nextep, la empresa que tengo el honor de dirigir y que le invito a conocer.
En paralelo se está produciendo una revolución en el sector de los fondos de inversión, una revolución que lleva años presionando a la baja en el coste de estos productos. En España la mayoría de los inversores españoles no son conscientes de ello porque aquí la distribución de fondos se centra en un oligopolio de bancos, sociedades de valores y sus agentes, que vive precisamente de las comisiones y lógicamente hacen lo posible por evitar que bajen.
Por ese motivo la competencia que vemos en otros países no se produce en España. Y eso hace que los precios —comisiones— que pagan la mayoría de los inversores sean de los más altos del mundo. Pero que lo haga la mayoría no significa que lo hagan todos. De hecho, podrían hacer todos lo que hace ahora la minoría, que es pagar menos comisiones.
Situémonos: los distribuidores obtienen sus ingresos de la comisión de gestión de los fondos. Cuando “colocan” un fondo al inversor, la gestora les cede una parte de esa comisión como pago por su labor comercial. De ahí que, para evitar malentendidos, la Unión Europea haya obligado a que las entidades que asesoran a clientes indiquen expresamente si son o no independientes, es decir, si cobran o no comisiones del “fabricante” de los productos que recomiendan. Cuando decimos fabricante y distribuidor pueden ser del mismo grupo financiero, es decir cuando el banco X distribuye productos de la gestora del banco X, el banco se lleva la comisión como si el fondo fuera de otra gestora. Por eso los bancos tratan de colocar siempre primero los fondos de su gestora, porque no tienen que repartir con un tercero la comisión.
Pero que la mayoría de los inversores españoles no sepan que las comisiones de gestión han bajado de forma brutal en el mundo no significa que no puedan beneficiarse de este proceso en España. De hecho, cada vez son más las plataformas que ofrecen los que en la práctica son los mismos fondos de inversión que colocan las grandes entidades a sus clientes, pero más baratos. Mucho más baratos, de hecho.
Así, el mercado español vive en una especie de esquizofrenia en la que unos inversores —la mayoría— pagan comisiones muy elevadas mientras que otros, la minoría, compran los mismos fondos o muy similares pagando comisiones mucho más bajas. Estamos hablando de ahorrarse de media un 40 % al año en comisiones, o incluso más.
De hecho, uno de los servicios de Nextep es ayudar a sus clientes a encontrar las plataformas más competitivas (sin cobrar comisión de ninguna de ellas), lo que permite tal ahorro de comisiones que hace que, en la práctica, nuestro asesoramiento resulte gratuito. Hablamos obviamente de aquellos clientes abiertos a buscar mejores plataformas que las que actualizan actualmente. Evidentemente, en caso contrario les ayudamos a elegir sus fondos en las entidades financieras de su elección.
Hay básicamente tres formas de ahorrarse dinero en comisiones: utilizar fondos indexados, utilizar las llamadas “clases limpias “ o una combinación de ambas.
Aclaremos que una cosa es que un fondo lleve a cabo una gestión pasiva, es decir, que el fondo se limite a seguir un índice, y otra es la gestión pasiva de una cartera de fondos, que básicamente imita la composición de un índice global.
Cuando inviertes utilizando fondos de gestión pasiva —indexados—, puedes elegir en qué activos, países o sectores inviertes. Pero cuando entregas a una entidad la gestión de tus ahorros para que se lleve a cabo una gestión pasiva, se van a limitar a seguir con pequeñas variaciones la composición y evolución de un índice global. Y van a cobrar una comisión de gestión de la cartera que ha de sumarse al coste de los fondos, con lo cual el precio final ya no resulta tan atractivo. Ese caso sale más barato suscribir un fondo que esté indexado a un índice global y listo.
Por lo tanto, de lo que yo les hablo al hablar de gestión pasiva no es de gestión de carteras, sino de fondos indexados, que son aquellos que se limitan a seguir a un índice bursátil y lógicamente cobran una comisión de gestión muy baja. Normalmente en el entorno del 0,30 % anual. A eso hay que añadir normalmente una comisión de custodia, que es como gana dinero la entidad distribuidora, que no quiere depender de la comisión que le den las gestoras. La suma estaría en el entorno del 0,70%, que sigue siendo mucho más barata que lo que cobra un fondo de renta variable tradicional (entre el 1,50 % y el 2 %). Pero insisto, porque es importante: siempre y cuando para adquirir fondos indexados no le obliguen a que su cartera sea gestionada por la entidad, porque entonces habrá de pagar una comisión de gestión adicional y el ahorro será muy pequeño.
Quien no conozca el sector pensará que si unos fondos cobran más es porque lo hacen mejor, pero no es así. Esa era la idea, pero en la práctica lo que ha ocurrido es que en los últimos 10 años el 90 % de los fondos “caros”, es decir, de gestión activa, han tenido resultados iguales o peores que los índices de referencia. Para entendernos, aunque inviertan en valores españoles lo hacen igual o peor que lo que hace el Ibex. Y así con el resto de índices mundiales.
En otras palabras, en el sector de los fondos de inversión en muchas ocasiones la diferencia entre “low-cost” y “business” está en el precio, no en los resultados. La mayoría de los distribuidores venden fondos caros porque pueden, porque sus clientes no conocen la alternativa, no porque esos fondos obtengan mejores resultados que los fondos baratos. Parece mentira, pero es totalmente cierto. De hecho es algo muy normal que cuando existen monopolios u oligopolios no exista competencia en precio. Y lo que está pasando es que en el caso de los fondos ese oligopolio se está rompiendo. Y ahí surge la oportunidad para el inversor.
Resumiendo: en la mayoría de los casos, el 90 % según los datos de los últimos 10 años, un fondo indexado lo hace igual o mejor que un fondo de gestión activa, así que no será el mismo fondo pero el resultado es el mismo.
Pero es que incluso si se diera el caso de que los fondos de gestión activa volvieran a brillar por su capacidad de batir a sus índices de referencia, también se pueden comprar más baratos. Concretamente a través de los intermediarios financieros que venden las llamadas “clases limpias “. Esos sí que son exactamente los mismos fondos, pero mucho más baratos, porque no tienen la llamada retrocesión o comisión de distribución.
Curiosamente, la parte de la comisión de gestión que le ceden las gestoras al distribuidor es mucho mayor que lo que cobra la propia gestora. En otras palabras, de la mal llamada comisión de gestión se lleva mucho más el vendedor que el gestor y lo correcto sería que se llamara comisión de distribución.
Nada como un ejemplo para entender en qué consisten las clases limpias. Supongamos un determinado fondo que tiene la participación clase A —que tiene comisión para el distribuidor— y la clase B, que no la tiene. Supongamos que la clase A tiene una comisión de gestión del 1,80 %, porque tiene que ceder la mayor parte de la misma al distribuidor (banco, sociedad de valores, agencia de valores o asesor financiero NO independiente).
La clase B, por el contrario, al no tener que pagar al distribuidor, lleva una comisión de gestión de, pongamos, un 0,40 %. A esta hay que sumar otro 0,30 % de comisión de custodia, que es como cobra el distribuidor su trabajo. El resultado final es que se está invirtiendo en el mismo fondo pagando en conjunto un 0,70 %, en lugar del 1,80 %. Insisto: exactamente el mismo fondo.
Muchos bancos y sociedades de valores utilizan las clases limpias, pero sólo en sus carteras gestionadas, con lo cual hay que añadir la comisión de gestión de la cartera, que suele estar entre el 1 % y el 2 %, con lo cual el uso de clases limpias, si es en la gestión de carteras, no aporta ahorro alguno al inversor.
El resumen es sencillo: se puede invertir con los mismos o mejores resultados ahorrándose más del 50 % en comisiones eligiendo la plataforma adecuada. Y cuando decimos “plataforma adecuada” no nos referimos a un oscuro bróker o un banco de dudosa reputación. Estamos hablando de entidades reguladas, algunas muy conocidas y otras que, sin serlo tanto, son bancos de inversión que tienen la ventaja de que, al no ser el otorgamiento de créditos su actividad principal, suelen tener un riesgo bajo de tener problemas en situaciones de crisis o recesión.