No tengo nada contra el Bitcoin. Es simplemente una divisa más. La diferencia es que es una divisa digital. Eso tampoco me llama mucho la atención. Lo raro sería que en la revolución digital no surgiera una divisa digital. En esta revolución todo lo que había antes tiene su equivalente digital, ya se trate de negocios, actividades o, en este caso, medios de pago. Tiene toda su lógica. Es más, la tecnología que hay detrás de las criptodivisas, es decir, la tecnología “blockchain” me parece de extrema importancia en general y está aquí para quedarse y cambiar muchas actividades administrativas, bancarias, etc.
Las criptomonedas son divisas porque son medios de pago. La gente paga con ellas. Eso es una realidad innegable. Y la gente especula con ellas, como se ha especulado toda la vida con todas las divisas. Que actualmente las criptomonedas se utilicen más para especular que como medio de pago no las hace menos monedas o menos divisas.
A partir de ahí acaban las similitudes y empiezan las diferencias con las divisas tradicionales, diferencias que seguramente se irán limando con el tiempo, pero que a día de hoy no debemos ignorar.
Para empezar, las criptomonedas no están reguladas ni controladas por un banco central. De hecho, para muchos de los que invierten en ellas esto es más una ventaja que un inconveniente. Y visto cómo fabrican billetes los bancos centrales, podría llegar a serlo, si no van echando el freno y empiezan a plantearse un cambio de rumbo.
Pero, en mi opinión, a día de hoy, si voy a tener mi patrimonio en una divisa, prefiero que haya detrás un banco central y no una granja en la India con miles de ordenadores en fila. Y que exista algún tipo de vigilancia o supervisión realizada por un regulador independiente y respetado.
Hablo de patrimonio, porque se puede especular en muchas cosas, pero dónde inviertes el grueso de tus ahorros es algo muy distinto. Y aunque soy totalmente contrario a los excesos regulatorios —incluso en materia financiera—, en las cosas del dinero es importante que haya vigilancia y tan malos son los excesos como los defectos. Me sentiré más cómodo recomendando invertir en Bitcoin cuando exista una regulación que asegure la defensa de los pequeños inversores.
Curiosamente, el momento concreto en el que se instaure la regulación —acabará llegando— puede ser complicado para las criptomonedas. Yo creo que a medio plazo será positiva, porque abrirá este mercado a muchos inversores que, si no es un activo financiero regulado, no pueden o no quieren invertir en él (empezando por los grandes fondos de inversión). Pero, en un primer movimiento, podría ser un “shock” por el impacto negativo de la salida de inversores o propietarios de criptomonedas a los que precisamente lo que les gusta es que no están reguladas y/o controladas por los Estados.
No sabemos cómo reaccionarán las criptomonedas a la regulación de su mercado, pero sí sabemos que tarde o temprano se pretenderá regularlas. Es otro motivo para ser prudentes, al menos hasta que se produzca dicho evento.
Respecto a la regulación, hay que aclarar que ciertamente la tecnología blockchain es una garantía. Pero el hecho de que trabajemos en blockchain no nos asegura que no se pueda manipular el mercado. Si se puede actuar sobre la oferta o la demanda, se puede manipular un mercado, da igual de qué activo se trate. Si alguien con una gran cantidad de Bitcoin empieza a vender de forma masiva hará que bajen los precios. Y viceversa. Y todos sabemos que hay grandes tenedores de esta divisa.
Sí, ya sé que el mercado también lo manipulan los bancos centrales, los gobiernos o los brokers, pero en los dos primeros casos suele ser de forma bastante visible y descarada, así que sabemos de dónde viene la manipulación y podemos utilizarla o manejarla. Y en el caso de los intermediarios financieros, muy dados a las manipulaciones, sabemos que están vigilados y, aunque muchas veces se escapan de esa vigilancia, al menos existe.
Otro inconveniente que veo a la inversión en criptomonedas es que se trata de un mercado muy joven y muy volátil.
Es obvio que se puede ganar mucho dinero especulando con “cripto”, pero también lo es que cuando alguien se queda con el florero las pérdidas son cuantiosas. Para que el índice SP 500 o en el Eurostoxx 50 tengan caídas como las que tienen en una corrección las criptomonedas tiene que producirse una crisis financiera de esas que sólo se producen cada muchos años. O llegar un virus mortal e hipercontagioso que no se había visto en la tierra desde hace más de 100 años.
Otro motivo por el que como profesional de la inversión no me siento muy cómodo recomendando a mis clientes invertir ahora mismo —insisto, ahora— en criptomonedas es el hecho de que se anuncien en las marquesinas de los autobuses o llenen el “time line” de las redes sociales con doblones de oro.
De hecho no deja de ser irónico que se anuncien monedas digitales utilizando monedas de oro como las que se usaban cuando ni siquiera existía la electricidad. Todo ello suena a una fiebre similar a la de los tulipanes en su día y otras parecidas, incluida la de las empresas.com en el año 2000. Cuando una inversión es motivo de conversaciones casuales en barras de bar o en bodas y bautizos, hay que tener cuidado. No me gusta recomendar algo que está demasiado caliente, por que ya he visto muchas veces las consecuencias.
Y hay una diferencia con las empresas.com: eran empresas como Amazon o muchas otras que lideran actualmente la revolución digital. Mucha gente se quedó enganchada en ellas, pero ahora mismo están encantados de haberlo hecho. Aquellos máximos han sido ampliamente superados.
Todo esto no significa en absoluto que no vayamos a recomendar invertir en criptomonedas desde Nextep. Como empresa de asesoramiento realmente independiente que somos, que no vivimos de las comisiones que pagan los fabricantes de productos financieros (gestoras de fondos, bancos, compañías de seguros, etc., como hace el 95 % de los gestores y asesores de este país, podemos perfectamente recomendar cualquier tipo de activo, o incluso recomendarle a nuestros clientes que dejan su dinero en una cuenta corriente. Igual que recomendamos invertir en determinadas divisas podemos recomendar invertir en criptodivisas. Nuestro problema no es la comisión. El único motivo por el que no las recomendamos actualmente es por el riesgo que supone invertir en ellas en el periodo febril y carente de regulación en el que se mueven actualmente.
¿Cuándo recomendaremos comprar alguna criptodivisa? Pues cuando se produzcan estás circunstancias:
Que exista algún tipo de vigilancia de algún tipo de organismo regulador independiente y respetado (como la SEC norteamericana).
Que se produjera una caída realmente importante en el mercado que bajara la temperatura de la fiebre actual y, con ella, los precios.
Que aunque no se produjera esta caída se diera la condición “a.” y el análisis técnico confirmara la entrada en una nueva tendencia alcista (ver comentario de análisis técnico más abajo).
Que los bancos centrales se muestren incapaces de recoger velas y detener la fabricación descontrolada de papel moneda (hace perder la confianza en el mismo).
Por el contrario, no me preocupa demasiado que detrás de las criptomonedas no haya análisis fundamental de ningún tipo para valorarlas, como creo que es el caso. En mi opinión se mueven exclusivamente en función de la oferta y la demanda, pero eso también ocurre por ejemplo con el oro.
Hace mucho tiempo que el oro no se mueve en función de la demanda de los joyeros o de cual sea la producción en las minas, si no en base a una oferta o demanda que depende mucho más de la opinión que se tenga de la política de los bancos centrales, sus operaciones con oro, la inflación o la posibilidad de que se produzca alguna crisis política o financiera (sin que para que suba sea necesario que se materialice).
Esto nos lleva a que el principal elemento de análisis y toma de decisiones en el caso de las criptomonedas es el análisis técnico. No lo veo como algo negativo. Nosotros preferiríamos poder aplicar ambos, es decir, el técnico y el fundamental, pues nuestro “mantra” en cuestiones de análisis es que el análisis fundamental te dice “qué” comprar o vender y el técnico “cuándo”.
En el caso de las criptomonedas por el momento solo contamos con él “cuándo”, pero no el porqué.
Ahora bien, resulta que el análisis técnico también aconseja prudencia. En el gráfico número cinco vemos la evolución del Bitcoin desde su lanzamiento, evolución que desde luego es espectacular, pero que muestra una clara señal de alerta, que es la que ha dado al dibujar una figura de doble techo acompañada de un intento frustrado de dibujar triple techo o superar los anteriores.
Gráfico n.º 5: Bitcoin, doble techo e intento frustrado de romperlo
Esta figura en el análisis técnico se considera bastante peligrosa, porque viene a decir que por el momento no hay fuerza suficiente como para romper máximos y atacar una nueva tendencia alcista.
No se considerará que el terreno está despejado para un nuevo tirón alcista hasta que se rompan los máximos anteriores. Desde el punto de vista técnico, la figura actual de esta divisa no muestra una señal de compra sino más bien un periodo de consolidación, una señal previa a una corrección.
Insistimos en lo del análisis técnico porque el análisis técnico es la mejor forma de trabajar con las divisas, aunque en el caso de las divisas tradicionales también se cuenta con el análisis fundamental. Aunque no siempre se cumple, la evolución de una divisa depende de la situación de la economía subyacente y de la política de los bancos centrales, información que suele ser conocida, mientras que en el caso del Bitcoin no tenemos ese tipo de herramientas.