A veces, la respuesta a la cuestión más complicada es la más sencilla.
La pregunta del millón en los mercados europeos no es – o no debería ser – que harán las bolsas, sino que harán los tipos de interés de los bonos.
Hay muchísimo más dinero invertido en bonos (renta fija) que en renta variable, así que lo que hagan los tipos de interés de los bonos afectará a mucha más gente que lo que haga la bolsa. Pero es que además en esta ocasión de lo que hagan los bonos dependerá en gran medida lo que haga la bolsa.
Si los tipos de interés de los bonos se quedan en niveles cero o negativos, tarde o temprano parte de ese dinero irá a buscar rentabilidad a la renta variable. Y no les quiero decir si repuntan los tipos (2): bastaría que el tipo de interés del bono alemán repuntara un 1% para que su precio cayera un 15%. Y con él los fondos de renta fija europea. En caso contrario, si siguieran cayendo los tipos de interés a niveles todavía más negativos y, en consecuencia, subiendo el precio de los bonos, el dinero no iría a la renta variable.
Hay muchas probabilidades de que lo ocurrido en el pasado en el mercado de bonos de Japón sea lo que ocurra en el futuro en la Eurozona.
Como les decía al principio, en mi modesta opinión la predicción podría ser relativamente sencilla: si lo que está pasando en el mercado de bonos – y en la economía europea – es calcado a lo ocurrido en Japón hace 15 o 20 años, entonces son muchas las probabilidades de que la evolución futura del mercado de bonos europeos sea muy parecida a lo que ocurrió en Japón.
En primer lugar, porque los errores que cometieron los políticos llevó a Japón al estancamiento económico y la deflación y los políticos europeos están cometiendo exactamente los mismos errores.
Los políticos japoneses no tuvieron la valentía de llevar a cabo la reformas estructurales que necesitaba la economía nipona para hacer frente a los nuevos retos. Los políticos europeos no son capaces de eliminar los excesos burocráticos, regulatorios e impositivos que han creado y que lastran la actividad empresarial europea.
Otra importante similitud entre Japón y Europa es la demográfica, que afecta, y mucho, a la economía. Ambas son sociedades cada vez más viejas, especialmente si se comparan con las de Norteamérica y Asia. Es evidente que demográficamente en un barco van Estados Unidos y Asia y en el otro Europa y Japón y que eso tiene consecuencias económicas y financieras.
También se parece, desgraciadamente, la situación bancaria: bancos enfermos, que no acaban de aceptar que tienen que cambiar y evolucionar para hacer frente a los retos de la nueva situación económica. En el sistema capitalista la banca es un elemento fundamental. Una banca herida que no puede hacer su papel influye sobre manera en la evolución de la economía y en la situación de los mercados financieros.
Hace más de siete años predije la “japonización” de Europa y de su mercado de bonos (1) Aquello fue una predicción bastante más difícil que esta. No tenía tanta información como ahora.
Incluso si hubiera un plan de estímulo fiscal en Europa, la mejora sería temporal. Como ocurrió en Japón. Y su efecto no sería positivo para los fondos de renta fija. Cuando empezaron los planes de estímulo en Japón a finales de los 90 los tipos se ajustaron lógicamente al alza, haciendo caer precio de los bonos y de los fondos de renta fija (2). Además, al final, ni el estímulo fiscal ni el monetario tendrán efectos prolongados si no se le quita a la economía europea el traje de cemento regulatorio, burocrático e impositivo que impide un funcionamiento sano y dinámico de la misma. Ocurrirá como en Japón, que el estancamiento y la deflación mantuvieron los tipos de interés de los bonos en “cero coma” durante muchos años.
El estímulo fiscal no funcionará si no se eliminan lo excesos regulatorios, burocráticos e impositivos que le han puesto los políticos a la economía.
Lo vemos en el gráfico número 1. Entre 1980 y 1.998 los japoneses que invirtieron en fondos de bonos (renta fija) ganaron mucho dinero, porque en ese periodo cayeron a plomo los tipos de interés (2), tanto los del mercado de bonos de largo plazo (línea azul) como los de corto y medio plazo (línea verde)
Gráfico nº 1: Tipos de interés en Japón desde 1.990

Pero entre 1998 y 2002 los tipos del mercado de bonos subieron. Y cayeron los precios. Luego los tipos cayeron temporalmente y subieron los precios. En 2004 ocurrió de nuevo – subida de tipos, caída de precios – como consecuencia de los anuncios de incremento del estímulo fiscal.
Entre 1998 y 2014 los bonos japoneses no levantaron cabeza y, en consecuencia, tampoco los fondos y planes de pensiones de renta fija.
Las plusvalías no solo se acabaron, sino que quien hubiera entrado en lo más alto del precio (1.998 o 2.004) – y en consecuencia más bajo nivel de tipos de interés – habría tenido pérdidas hasta el año 2014, momento en el cual los tipos volvieron al nivel que estaban en 2004 e incluso bajaron algo más. Es decir, los bonos no levantaron cabeza entre 1998 y 2014 y, con ellos, los fondos y planes de pensiones de renta fija
Resumiendo: el típico plan de pensiones o fondo de inversión de renta fija japonesa, cuya duración media se mueve entre la del bono a diez años – línea azul clara – y la línea verde (bonos de medio y corto plazo) habrá tenido una evolución plana similar a la de la línea roja que he dibujado en el gráfico.
Si bien cobraron un cupón entre el 0% y el 1%, hay que descontar las comisiones y tener en cuenta que no ha habido casi plusvalías en el precio de los bonos en cartera en el periodo.
En Europa vivimos una alegría parecida – en fondos de renta fija – a la que vivió Japón entre 1980 y 1.998. En nuestro caso entre 1990 y la actualidad (que son cero o negativos dependiendo del país que elijamos).
Ahora en Europa estamos en un momento parecido a aquel en el que los políticos japoneses empezaron a preocuparse y decidieron añadir el estímulo fiscal a la bajada de los tipos de interés (Gráfico nº 1). Es lo que provocó los primeros repuntes de tipos en los bonos de largo plazo y las primeras perdidas en fondos de renta fija. Ahora el BCE, el FMI y los empresarios alemanes le están diciendo a Angela Merkel que el estímulo monetario no es suficiente y que hacen falta medidas de estímulo fiscal. Es exactamente lo mismo que ocurrió en Japón con ciertos matices en cuanto al timing, las prioridades y los instrumentos utilizados.
Como ocurrió en Japón, el simple anuncio de estímulo fiscal detendrá las plusvalías en los fondos y planes de pensiones de renta fija. De hecho ya está ocurriendo ante la simple posibilidad de que ocurra. Con tipos de interés en el mercado de bonos incluso inferiores a los japoneses de entonces y, en el caso español, comisiones muy altas, la evolución previsible de los fondos y planes de pensiones de renta fija a lo largo de los próximos 10 años no es lo que se dice muy halagüeña.
En ausencia de plusvalías, los productos españoles de renta fija se llevarán la peor parte, porque a tipos de interés muy bajos se unen comisiones muy altas.
Veámoslo con un ejemplo numérico:
Fondo de pensiones de renta fija que invierte la mitad de su patrimonio en deuda pública española con vencimiento a 10 años y la otra mitad en deuda pública española con vencimiento a cinco años.
Rentabilidad del bono a diez años: +0,40%
Rentabilidad del bono a cinco años: -0,10%
Media aritmética: +0,15%
Gastos y comisiones: -1,00%
Resultado anual (*): – 0,85%
(*) En ausencia de plusvalías por bajadas de tipos. Si subieran los tipos en el mercado de bonos el resultado sería mucho peor, porque además habría minusvalías (2).
Sólo salvaría esta situación que los tipos bajaran significativamente (2), lo cual no es imposible, pero parece difícil. Gran parte de la deuda europea está ya en tipos negativos, que no olvidemos significa que hay que pagar por prestar, lo cual es una distorsión financiera como un piano.
Es más: si aparecieran políticos valientes y competentes en Europa, lo cual ya de por si resulta casi imposible con la “cantera” actual, sería todavía peor para los bonos. Al menos en el corto y medio plazo. Subirían los tipos de interés de mercado (2) por la percepción de que la situación económica mejoraría en el futuro. Esa subida sería positiva a largo plazo porque empezaría a haber remuneración por cupón en los bonos, pero antes habría grandes caídas. En otras palabras, en el mejor de los casos, habría que salirse y esperar a que subieran significativamente los tipos de interés.
En el capítulo que viene a continuación explico que estructura debe tener, en mi opinión, una cartera de ahorro e inversión que permita obtener rendimientos positivos en un entorno de tipos de interés cero o negativos, es decir, una entorno “a la japonesa”. Y en otro capítulo les explico porqué la bolsa europea podría comportarse de manera distinta a la japonesa y que las similitudes lo son más en renta fija que en renta variable.