La capacidad de crecimiento de los grandes titanes tecnológicos, los protagonistas de la revolución digital, dependerá básicamente del mercado analógico que les quedé por conquistar. Y, en mi opinión, tienen mucho camino por delante.
Empecemos de nuevo con un ejemplo. Comparemos la evolución de la empresa Amazon desde que salió al mercado a cotizar, con una compañía de distribución clásica norteamericana como es JC Pinney, que llevaba años cotizando. Lo vemos en el gráfico nº 2 y refleja una realidad que vemos todos los días: el comercio electrónico no para de quitarle cuota de mercado al comercio tradicional. Si en lugar de JC Pinney hubiéramos puesto El Corte Inglés – si cotizara en bolsa -, el resultado habría sido muy parecido. Y si pusiéramos a Wall Mart sería sólo algo menos malo, precisamente porque en Wal Mart se “espabilaron” y desarrollaron una estrategia digital competitiva. Pero aún así la diferencia sería clara a favor de Amazon.
Gráfico nº 2: evolución bursátil de JC Pinney frente a Amazon

Es fácil llegar a la conclusión de que la capacidad de crecimiento de Amazon depende del número de sectores en los que pueda repetir la jugada que inició con los libros y amplió luego a todo tipo de bienes de consumo. Ya ha entrado en el sector de la alimentación y la parafarmacia – que en EE.UU. es muy importante – y, en mi opinión, veremos a Amazon en otros sectores. Queda la duda de si tendrá éxito en su estrategia de diversificación, pero, es evidente que, visto lo visto, el crecimiento de esta compañía depende de quitarle negocio a empresas “digitalmente retrasadas”. Y quedan unas cuantas.
Pero es que esto es de aplicación a todas las empresas que conforman el núcleo duro del Nasdaq. Netflix se ha hecho con el negocio del entretenimiento (en detrimento de, por ejemplo, las grandes compañías de Hollywood y las grandes cadenas de televisión), Facebook, Google o Twitter se han hecho con el negocio de la publicidad y Apple ha crecido sobre la caída de ventas de otros grandes del sector de la informática y la telefonía móvil. Y Dios sabe que pasará con la Banca si Amazon, Apple o Google decide dar el salto al sector financiero.
Son depredadores digitales. Crecen a costa de hacerse con negocios que ya existían, sólo que los ofrecen de una forma mucho más atractiva y eficiente.
El proceso es el mismo en todos los casos. Son depredadores digitales. Crecen a costa de hacerse con negocios que ya existían, sólo que los ofrecen de una forma mucho más atractiva y eficiente. Tan parecido es el “modus operandi” que sus gráficos bursátiles son calcados (ver gráfico nº 3)
Gráfico número 3: evolución bursátil de los depredadores digitales.

En otras palabras, mientras continúe la revolución digital y hasta que finalice el proceso de sustitución de empresas analógicas por empresas digitales, el mercado percibirá que tienen capacidad de crecimiento, o dicho de forma un poco más dura, que todavía habrá negocios que devorar parar que los disruptores puedan seguir creciendo.
El “alimento” de los titanes digitales tiene, por supuesto, un límite. El primero son las empresas cuyo modelo de negocio no se puede digitalizar. Por ejemplo, una empresa de transporte marítimo. Se puede mejorar tecnológicamente, pero siempre habrá que llevar las cosas en un barco y a través del océano. Y una vez transportadas tendrán que ser recibidas en un puerto físico.
Otro límite lo pondrán las propias empresas analógicas, adaptándose a la nueva situación. Las que no se adapten caerán en manos de los disruptores digitales, pero las que se adapten diseñando modelos de negocio que les permitan competir, podrán sobrevivir. Hasta ahora la capacidad de respuesta a sido más bien pobre, pero están en ello y las más valientes y de mente más abierta encontrarán la forma de defenderse.
Finalmente está el límite político. Al poder no le gusta mucho que haya un poder superior. Veremos mucha actividad antimonopolio. Pero tengo la sensación de que los disruptores competirán también entre ellos, lo que seguramente debilitara el argumento de los políticos. Lo estamos viendo entre Amazon y Netflix, por poner un ejemplo.
En cualquier caso, observando la realidad y aplicando el sentido común, parece lógico pensar que el Nasdaq seguirá liderando las bolsas mientras continúe el proceso de transformación digital, aunque, eso sí, con correcciones importantes. No les quepa duda que las habrá para corregir los excesos típicos de los sectores “calientes” de la bolsa. Y este está muy caliente. Pero, en mi opinión, cuando sean profundas serán oportunidades de compra.