A poco de tocar máximos históricos, el oro tuvo una corrección que, si bien tampoco podemos decir que haya sido muy importante, sí que ha sido superior a las que había tenido a lo largo de la tendencia alcista reciente.
La primera reacción en los medios, redes sociales y muchos inversores ha sido la de dar por hecho que se había acabado la subida. Aunque esto podría acabar siendo el resultado final, tampoco es seguro que tenga que ser así. De hecho, el análisis técnico dice que muchas veces la ruptura de un máximo anterior es síntoma de nuevo impulso alcista, siempre que se cumplan determinadas condiciones.
Vean, por ejemplo, el gráfico n.º 6. Cuando el NASDAQ tocó máximos históricos tuvo un periodo de consolidación que, una vez superado, sentó las bases para una nueva subida. De hecho es lo que ocurre cuando después de una ruptura de máximos el índice sigue subiendo: previamente hay un periodo de consolidación, que puede ser más o menos largo. Depende de las expectativas y del volumen de realización de beneficios.
Gráfico n.º 6: El NASDAQ, ejemplo de ruptura de máximos seguida de consolidación y nuevo impulso alcista.

Vean también (gráfico n.º 7) cómo el oro ha tenido previamente correcciones similares para luego, una vez han vendido todos los que tenían que vender, retomar la tendencia al alza. Observen como la última vez que rompió sus máximos anteriores —momento señalado con el n.º 1 en azul oscuro— subió ligeramente para luego caer con fuerza —punto número 2 en color rojo—, en una corrección muy superior a la que ha tenido en esta ocasión. Para finalmente tener una subida que duró tres años y una revalorización del 176 %.
Gráfico n.º 7: El oro puede corregir y luego seguir subiendo.

Pero el gráfico más importante es el n.º 8. Es el mismo que el anterior, solo que centrándonos exclusivamente en ver como la ruptura de máximos anteriores tras un largo periodo lateral o bajista suele tener implicaciones alcistas.
Gráfico nº 8: El oro, tras romper máximos históricos anteriores

El precio del oro tocó en 1980 un máximo de 711,5 $ por onza, nivel que no volvió a alcanzar hasta octubre de 2007.
Según lo alcanza sube, pero para luego caer con fuerza y, atención: apoyarse en ese mismo nivel —línea azul— que se convierte en el nuevo “suelo” de la siguiente y potente subida que le lleva hasta 1.763 dólares por onza. En ese momento vuelve a pasar exactamente lo mismo que en la ocasión anterior: cae y no vuelve a esos niveles hasta hace un mes, momento en el que vuelve a alcanzarlos (línea verde) y los supera, para luego corregir. En otras palabras, en esta ocasión ha roto al alza máximos anteriores y la otra vez que hizo algo parecido —octubre de 2007— corrigió, como ahora, para luego subir con fuerza durante tres años. Y ha roto al alza con un buen volumen de contratación, lo cual también es una buena señal desde el punto de vista técnico.
Con esto no queremos decir que necesariamente tenga que ocurrir así, sino que ambos escenarios —el de la caída que espera el consenso y este otro— son perfectamente válidos. Y nosotros nos inclinamos por el segundo (consolidación y posterior subida).
Cómo afecta esto a una cartera de fondos
Si ya son suscriptores de estos cuadernos, sabrán que soy partidario de tener una pequeña posición en oro en las carteras. Lo recomendamos hace tiempo en una Nota de Análisis de Nextep, añadí recientemente una explicación adicional en términos de análisis fundamental en el “Cuaderno” número 42 del mes de dgosto (lo tienen en la hemeroteca en victoralvargonzalez.com) y acabo de darles una explicación en términos de análisis técnico.
En Nextep consideramos que actualmente en una cartera de fondos de inversión —o en cualquier cartera de inversión— debe pagarse una pequeña “prima de seguro” en forma de activo que se pueda beneficiar en caso de que hubiera cierta disminución de confianza en los bancos centrales.
Será una prima de pago si el oro pierde valor, pero podría convertirse en un “bonus” si en algún momento repunta el precio del oro como consecuencia de una menor confianza en las políticas de los bancos centrales (fabricación masiva de papel moneda).
Además, vivimos en un mundo muy convulso y especialmente volátil, donde las consecuencias sociales, políticas y económicas de la pandemia todavía no las conocemos en su totalidad.
Ahora bien, es muy conveniente tener en cuenta varios aspectos a la hora de invertir en oro. El primero es que es mucho más sencillo hacerlo de forma financiera —a través de fondos de inversión o ETF— que comprar oro físico, con todos los inconvenientes de almacenamiento y seguridad que ello conlleva.
La segunda es que el oro cotiza en dólares y resulta que otro de los motivos para tener oro en cartera es la posibilidad de que pudiera debilitarse la cotización del dólar. Por lo tanto hay que saber elegir bien los instrumentos, no vaya a ser que el resultado sea, como se dice en España, “lo comido por lo servido”.
Evidentemente si necesita asesoramiento en este sentido cuente con Nextep, tanto para saber qué proporción de su cartera debe estar en oro como los productos adecuados a su situación personal y patrimonial (nextepfinance.com).