Nada como la famosa “frase” que le espetó Bill Clinton a uno de sus colaboradores para recordarle lo que era importante en las elecciones que finalmente ganó y le llevaron a la presidencia. Nos va a servir para centrar las cosas en un momento como el actual, en el que un loco con misiles y unos cuantos más en una manifestación (Charlottesville) pueden hacernos desviar la atención sobre lo que realmente importa.
A la larga, en los mercados de lo que se trata es de resultados empresariales y perspectivas económicas. La política importa únicamente cuando afecta a los dos anteriores. Por eso hay que analizar fríamente cuando afecta – o puede llegar a afectar – y cuando no. En este epígrafe analizamos concretamente el caso del mercado Norteamericano, que, al fin y al cabo, es el motor de las demás bolsas mundiales.
Vaya por delante que tanto resultados como expectativas pierden todo su peso si un dictador armado con misiles nucleares pierde la cabeza y decide que lo aniquilen subido en una de sus bombas. Pero ya les dije en uno de los primeros informes del año que hasta este personaje tiene aprecio a la vida. Y sabe que no hay lugar donde pudiera escapar de una muerte segura si decidiera lanzar un misil nuclear, o de cualquier otro tipo, contra EE.UU. o uno de sus aliados. También les dije que a Donald Trump ni se le pasa por la cabeza meterse en ese jardín sin la certeza de un ataque evidente.
Que peligrosos pueden los medios de comunicación para los inversores. O entrar en el juego de los políticos. Te pueden hacer perder totalmente el rumbo. Más de uno habrá vendido sus acciones por temor a una guerra nuclear, cuando lo que teníamos delante es una negociación de libro. Trump – el policía malo – y Tillerson – el bueno – frente a Kim Jong Un, el malo malísimo sin escrúpulos al que hay que tomarse en serio porque si se le va la pinza va y te lanza un ataque nuclear.
Me alegro por los medios, las redes sociales, los “Pedros” (1) y todo el que obtenga algo de este follón. Y por Donald Trump, que consigue desviar temporalmente la atención sobre sus problemas domésticos. Pero nosotros no perdamos la perspectiva: al final será lo de siempre. Kim sigue el modelo de su padre, basado en la famosa estrategia de “el que no llora, no mama”. A cambio de no insultar ni amenazar obtendrá concesiones, dinero y alimentos para su régimen moral y económicamente en bancarrota. Por su parte, los norteamericanos harán lo que han hecho todos los presidentes en relación con Corea del Norte desde que tiene armas nucleares: venderán las negociaciones como un gran éxito de su demostración de fuerza. Hasta que un día se lie de verdad por un fallo de cálculo, por supuesto. Pero ahí está la pericia del estratega: ver si el riesgo es calculado y calculable. Y, de momento, yo creo que lo es.
Por cierto: lo de “reducir posiciones” que han sugerido muchos analistas cuando empezó el follón queda un poco ridículo en un caso como este, porque, si realmente piensas que va a haber una guerra nuclear, no “reduces” posiciones: lo vendes todo. E inviertes todo en oro y franco suizo. Que una guerra nuclear no es como una corrección del 10%.
Pero más que la tensión política con Corea del Norte – que ya es un “clásico” -, me preocupa la “europeización” política de EE.UU., donde la política podría estar empezando a ser un problema para el país y para su economía. Y hacía mucho tiempo que no era así. Con todos sus problemas, hablamos de un país muy unido en lo fundamental y con un sistema político muy estable. ¿Está cambiando la estabilidad política norteamericana? Es pronto para decirlo, pero nunca es pronto para mantenerse vigilante. En este curioso gráfico vemos como la política se percibe ahora menos como un lastre en Europa pero, sin embargo, aumenta su peso negativo en EE.UU.:
Gráfico nº 1: Indices de incertidumbre política. En EE.UU (línea blanca) y en Europa (línea azul)

La mala noticia podría ser, por lo tanto, que en lo económico y financiero, EE.UU. cada vez se pareciera más a Europa, que funciona pese a sus políticos y no porque estos ayuden o fomenten nada bueno. Ahí tienen Charlottesville, un incidente vergonzoso y minoritario que, muy mal gestionado por el presidente, lleva a que se deshagan todos los grupos de trabajo que había creado con empresarios. Era bueno que el presidente estuviera en contacto con los motores de la economía y el empleo. Y es malo que se distraiga porque, entre unas cosas y otras, no puede poner en marcha su agenda económica, que es lo que, como es lógico, valoran positivamente los mercados.
Porque este es el problema desde el punto de vista de la inversión. A los inversores no les importa como sea Trump. Lo que les importa es que saque adelante el programa económico “pro business”, pro crecimiento y pro empleo que prometió. Lo que le gusta al mercado son las bajadas de impuestos, la construcción de infraestructuras o la repatriación de dinero del exterior, no sus salidas de tono. Pero cuando se dedica a tuitear y discutir con medio mundo lo positivo, su programa, pasa a un segundo plano. Y es lógico que afecte a la bolsa. Así que a largo plazo nos preguntamos y vigilamos si EE.UU. va a dejar el ancla de la estabilidad y unidad que siempre ha sido. A corto y medio plazo lo que nos planteamos es si estos acontecimientos marcan el final del periodo alcista de la bolsa norteamericana, si alcanzará la tensión política un nivel tal que haga descarrilar el tren de la economía.
En mi opinión, es el momento de seguir los consejos de Clinton y mirar a la economía.
Entre tanta mala noticia tiene su lógica que no se vean las buenas. Como los resultados empresariales del segundo trimestre. Y, en términos de resultados empresariales ,“América, SA” funciona.
Aumenta la tensión política. Pero también aumentan los resultados empresariales. Pese a los políticos, “América SA” funciona.
Si volvemos al gráfico nº 1 vemos que la incertidumbre política aumenta en EE.UU. y baja en Europa. Pero el gráfico bursátil es inverso, es decir, pese a todo el “follón Trump”, EE.UU. sube más que Europa en lo que va de año. Pesa más su liderazgo económico – y la debilidad del dólar – que sus tensiones políticas internas.
Gráfico nº 2: Todos los sectores del SP 500 baten las expectativas de los analistas

En primer lugar , en el gráfico nº 2 vemos que se han superado las previsiones de los analistas. En todos los sectores. Es cierto que las compañías suelen dar información conservadora, para que así los analistas se queden cortos y los ejecutivos se apunten un tanto cuando se publiquen los resultados, pero, cuando la diferencia es muy grande, estamos hablando de sorpresas reales y muy positivas. Y, salvo en el sector energético, las sorpresas positivas son muy llamativas.
(Los números junto a las barras indican el porcentaje de compañías que han superado las previsiones de 451 las compañías que los habían hecho públicos en el momento de redactar este informe)
Desde el punto de vista de los beneficios por acción el gráfico tampoco tiene mala pinta. La tendencia es claramente alcista:
Grafico nº 3: Beneficios trimestrales por acción de las empresas del SP 500

Hechos. Y expectativas racionales. Eso es lo tenemos que analizar como inversores. Y, por el momento, y aún reconociendo que la política puede hacer descarrilar en cualquier momento el tren económico, los hechos empresariales USA son los siguientes:
- Las empresas norteamericanas cotizadas están teniendo su mejor año en trece años.
- El 80% de las empresas del SP 500 están batiendo las previsiones de resultados que habían realizado los analistas.
- Los ingresos publicitarios de una empresa como Facebook, ejemplo de lo que el consenso considera empresa sobrevalorada, se dispararon un 50% en el ultimo trimestre.
- Las sociedades cotizadas ganan más tanto fuera como dentro de EE.UU. la caída del dólar está siendo una bendición para las ventas en el exterior.
En otras palabras: por muy enrarecido que esté el ambiente político, es misión del asesor conservar la cabeza fría. Nadie como los españoles para certificar que se puede sacar adelante la economía de un país con una clase política de baja calidad si empresarios y trabajadores se esfuerzan por salir adelante.