Sé que no suena muy científico, pero lo que de verdad mueve las bolsas al alza desde hace tiempo es, sobre todo, la falta de alternativas.
En España, cuando los depósitos no pagan intereses y los fondos garantizados dan un “cero coma” por ciento durante años, el ahorrador se limita a comprar “un piso” y a tratar de alquilarlo. Es más: pide un crédito, porque si tiene cincuenta mil euros necesita al menos otros cincuenta mil para comprar un apartamento con opciones de alquiler. En otras palabras: se salta todas las leyes de la diversificación – todo su dinero va al “piso” – y encima aumenta el riesgo realizando una inversión “apalancada”, es decir, una parte es a crédito. Pero en la mayoría de los países financieramente avanzados la gente no hace eso. El ahorrador diversifica, y si el banco no le da nada por su dinero, invierten una parte de ese dinero en activos financieros de distinto nivel de riesgo.
El dinero se distribuirá entre el sector inmobiliario y las bolsas hasta que los depósitos y los bonos vuelvan a ofrecer rentabilidad.
Hasta ahora era fácil: compraba un fondo de renta fija y sacaba de media un 5% anual o más gracias a la bajada de los tipos de interés (*). Pero se ha acabado el “chollo” y la alternativa es el 0% del banco y el garantizado o plantearse el mercado inmobiliario y la renta variable. Normalmente, esta última vía fondos de inversión. Y lo bueno para la renta variable es que, quitando España, Italia y en menor medida Francia y Alemania, los inversores de los países económicamente avanzados tienen asumido que no se deben poner todos los huevos en la misma cesta, lo que nos lleva a una conclusión muy clara: el dinero se distribuirá entre el sector inmobiliario y las bolsas hasta que los depósitos y los bonos vuelvan a ofrecer rentabilidad.
Las conclusiones y las consecuencias del análisis del gráfico que sigue a continuación son importantes.
Para empezar, como pueden ver (en color verde) hay más dinero en depósitos bancarios del que ha habido nunca. Pero con la diferencia de que antes ese dinero estaba contento porque cobraba intereses. Ahora no lo está, porque no cobra nada. Y si pusiéramos el mismo gráfico para el caso europeo nos mostraría todavía más porcentaje del ahorro de los hogares colocado en depósitos, con el “agravante” que en Europa pasará mucho tiempo hasta que los bancos vuelvan a remunerar mínimamente a sus depositantes.
Pues bien, ese dinero que está en depósitos u otros activos sin riesgo al cero por ciento de interés – o al “cero coma” en el caso norteamericano – es la gasolina de la que viven y vivirán durante cierto tiempo las bolsas, porque, aunque sea una muy pequeña parte la que decida buscar rentabilidad en acciones y fondos de renta variable, es mucho dinero el que entraría en los mercados. En este asunto, muchos pocos hacen mucho.

Y digo “entraría” porque tampoco ha entrado tanto. El valor de las acciones en manos del público – zona morada oscura – ha aumentado significativamente, pero en realidad se debe a la propia revalorización de la bolsa. Y lo mismo podemos decir del epígrafe fondos de inversión (azul claro): ha aumentado, sí, pero una parte importante son fondos de renta fija. Si sumamos el incremento experimentado en la suma de acciones y fondos de renta variable desde 2009, es menor que lo que ha subido la bolsa en el periodo, ergo los norteamericanos se han limitado a mantener sus inversiones en este activo, no a aumentarlas. Y en Europa ha ido todavía menos a la renta variable, por la natural tendencia europea a la renta fija y el depósito. En cuanto al sector inmobiliario, curiosamente ocurre algo parecido. De hecho el volumen se mantiene relativamente estable pese a que ha habido cierta mejora en los precios (color azul oscuro).
Finalmente, cabe insistir en que la gasolina que hará subir acciones y bienes inmobiliarios vendrá también de los bonos y no sólo de los depósitos. La baja rentabilidad de los bonos, junto con las pérdidas que generan las subidas de tipos de interés en los fondos de renta fija (*), harán que una parte del dinero invertido en ambos se vea atraído por las espectaculares revalorizaciones que ha tenido la renta variable en los últimos años.
La gasolina que hará subir acciones y bienes inmobiliarios vendrá también de los bonos. Su baja rentabilidad y las pérdidas que generan las subidas de tipos en los fondos de renta fija harán que el ahorrador mire hacia las revalorizaciones de la renta variable y los inmuebles.
La falta de remuneración en la renta fija y los depósitos aportará liquidez suficiente para apoyar el recorrido alcista de la renta variable y los bienes inmobiliarios. Esa es la buena noticia. La mala es que esa subida, que en cualquier caso hay que aprovechar porque será considerable y durará cierto tiempo, será la última en este ciclo. Porque el inversor minorista es el último que llega al mercado, atraído por rentabilidades pasadas.
La señal para reducir posiciones en bolsa – renta variable – será doble: por un lado, la aparición de exuberancia irracional generalizada, de excesos crediticios y valoraciones injustificables. Por otro, cuando depósitos y bonos vuelvan a ofrecer un cupón que resulte atractivo frente a los dividendos de la renta variable. Como no pensamos que ese sea el escenario actual lo dejamos aquí y cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él.