La curva de los tipos de interés de EE.UU. tiende de nuevo a zona de “inversión”, es decir, a ese punto en el que son más altos los tipos de corto plazo que los tipos de largo. Es una anomalía económica que, como el fenómeno de “El Niño” en meteorología, además de ser raro puede augurar cambios. En este caso hacia una posible recesión. Y siendo EE.UU. la economía más importante del mundo, llevaría por el mismo camino al resto.
La inversión de la curva de tipos no es algo nuevo. El pasado día 20 de Diciembre de 2018 el diferencial de tipos corto – largo plazo ya fue negativo.
Y es una anomalía porque, normalmente, cuando se presta dinero a largo plazo, se presta a un tipo superior que si es a corto. Si le prestas dinero a alguien para que te lo devuelva dentro de un mes conoces bastante bien cuál será su situación financiera el día que tenga que devolver el préstamo. Sin embargo, si se lo prestas para que te lo devuelva dentro de diez años, la cosa cambia. De ahí que normalmente el tipo de interés de los bonos de largo plazo sea más alto que el de los bonos de corto plazo. Y por eso la llamada ”curva de tipos” es ascendente.
A la diferencia de rentabilidad entre los tipos de largo plazo y los de corto se le llama “diferencial de tipos” y, por los motivos explicados anteriormente, suele ser positivo. Para calcular ese diferencial se le resta al tipo de interés del bono a diez años el tipo de interés de un activo de corto plazo. La referencia más utilizada es el bono a dos años, pero también lo es el LIBOR USA – el equivalente al famoso Euribor europeo – concretamente el LIBOR a tres meses. Y con más justificación, puesto que la información sobre la posibilidad de cobro es mayor a tres meses vista que a dos años.
Lo de la inversión de la curva no es nuevo. Tuvimos ya un episodio el pasado mes de Diciembre de 2018, cuando la diferencia entre el bono a 10 años y el LIBOR USA a tres meses fue negativa (-2,65), como puede apreciarse en el Gráfico nº 1.

En aquella ocasión se volvió a la normalidad gracias a una subida de los tipos de interés en el mercado. Ahora, como puede verse en el gráfico nº 2, el fenómeno se repite. En esta ocasión lo vemos con el bono a dos años, que es la medida de inversión de la curva que se usa de forma más habitual.

Ahora hay que preguntarse de nuevo si ese diferencial negativo anuncia recesión y, de ser así, cuándo sería.Y qué ha ocurrido a lo largo de la historia en situaciones similares. Lo vemos en el Gráfico nº 3.

La conclusión la tienen en la barra lateral naranja (del gráfico nº 2): desde la fecha de inicio del estudio – año 1978 – la media de días transcurridos desde la primera inversión de la curva hasta la recesión es de 627 (medidos en el eje horizontal o de abcisas).
La conclusión es que normalmente pasa mucho tiempo entre la inversión de la curva y la llegada de la recesión. Incluso en el caso más corto (1981) pasaron nada menos que 293 días. Es más: casi siempre han sido más de 500.
En consecuencia, entrando en el apartado las predicciones, de acuerdo con esto si el proceso de inversión que se produjo en diciembre de 2018 es el predictor de la recesión esta podría ocurrir a inicios o mediados de 2020.
Desde 1978 la media de días transcurridos desde la primera inversión de la curva hasta la recesión es de 627.
Por el contrario, si no fuera ese el indicador, la recesión tendría una “segunda oportunidad” gracias al último episodio de inversión de la curva, el que acaba de producirse entre el bono a dos años y el de diez. Si es ese el que predice la recesión y no el anterior, la historia nos dice que no sería hasta dentro de, como pronto, un año, con alta probabilidad de que sean más bien dos.Obviamente, como ocurre con todos estos indicadores, no es imposible que puedan fallar.
Pero a nosotros, como inversores, lo que queremos saber que ha hecho la bolsa – el índice SP 500 en este caso– en esos periodos posteriores a la inversión de la curva de tipos. Y la respuesta puede resultar sorprendente: resulta que la bolsa ha subido en todos ellos. Lo pueden ver en las líneas rojas del gráfico nº 3, donde se especifica durante cuanto tiempo subió el índice y el porcentaje de subida.
Lo primero que uno se pregunta a continuación es si la norma se cumplió también después del “aviso” de Diciembre del año pasado. Y la respuesta es positiva. Concretamente ha subido un 12%, desde el día 15 de Diciembre de 2018 hasta el momento de redactar este informe.
Si se piensa dos veces, tiene su lógica: al invertirse la curva de tipos y empezar a salir datos que confirman que la economía pierde fuelle, la Reserva Federal se pone a bajar tipos para compensarlo y tratar de evitar la recesión.Y normalmente a las bajadas de tipos la bolsa responde subiendo, al ver que la actitud de la Fed es acomodaticia y pensar que podría evitarse la recesión.
De hecho, si no hubiera sido por el empeoramiento del conflicto comercial entre China y Estados Unidos, las bolsas, que ya habían roto sus máximos anteriores,empezaban a retomar la tendencia alcista. Precisamente por la nueva actitud de la Fed.
¿Saben que ha hecho el SP 500 en los periodos que han seguido a la inversión de la curva de tipos? Pues ha subido. En todos ellos.
Como corolario, les doy los datos de otro estudio, en este caso de Credit Suisse, realizado también desde 1978, que es un poco mas ”pesimista” que el anterior en sus conclusiones, para que así tengan dos puntos de vista. Pero no varían mucho: según el estudio de CS, las últimas cinco inversiones de la curva han llevado a recesiones, que, de media, se materializan 22 meses después de la inversión. Pero lo más interesante es que en todos los caso el mercado subió un 12% de media en los siguientes doce meses desde que se produce la inversión. Y no es hasta pasados 18 meses después que se produce un cambio de tendencia en la bolsa.