Hay dos señales inequívocas de que un mercado alcista está maduro. La primera es que desaparecen los voceros que anticipaban durante años la explosión de la burbuja. Llega un momento en que la gente deja de hacerles caso, porque la famosa burbuja no acaba de explotar. Así que el personal decide invertir y olvidarse de “Los Pedros”, que además andan escondidos y sin clientes. Es entonces cuando no queda casi nadie que pueda invertir que no esté invertido. Y es ahí donde empieza el peligro, porque es casi una condición “sine qua non” para que explote una burbuja que no se la espere casi nadie y se digan cosas como que “el ladrillo nunca baja”. Si todo el mundo supiera que algo iba a explotar, habrían vendido. Y no habría masa crítica suficiente para la explosión.
La otra señal es, aparte del silencio de “Los Pedros”, que la inversión en bolsa se generalice y se hable de ella en bodas y bautizos. Significa que queda poco dinero por entrar y, a la mínima caída seria, no hay dinero que compre y la frene. El proceso se autoalimenta, porque los que han entrado los últimos son quienes no suelen invertir en bolsa y se asustan a la mínima. Venden como si quemara.
El eclipse de “Los pedros” por falta de seguidores es fácil de medir. Pero lo de que entran los últimos de Filipinas no lo es tanto. Porque hay una diferencia entre que entre dinero en general y que entre quien nunca debió de entrar, es decir, los que suelen quedarse con el florero cuando deja de sonar la música.
Por eso hay que nutrirse de información relevante al respecto y analizarla. Hoy aportamos algunos datos interesantes. Primero, el nivel de liquidez de las cuentas del clientes de alto patrimonio en el BOA (Bank of America) , que, por su tamaño, es bastante representativo de lo que ocurre entre los clientes de banca privada.
Lo de que los clientes de alto patrimonio o sus asesores son diferentes en su comportamiento a la hora de invertir, eso es un mito. El comportamiento humano, tan importante para entender el funcionamiento de los mercados, no entiende de nivel patrimonial. De hecho, muchos asesores de altos patrimonios lo que son es mejores vendedores que los de sucursal, de forma que meten enseguida a los clientes en productos de mayor riesgo porque es donde cobran más comisión (y en productos garantizados y estructurados, ojo)
Su independencia es, en la mayoría de los casos, tan inexistente como la del vendedor de la sucursal, porque ambos viven de las comisiones en la venta de producto, sean de la casa o de terceros. Los asesores de banca privada simplemente han ido a mejores universidades, su educación es exquisita, hablan varios idiomas y suelen tener bonitos apellidos. Pero ahí acaban las diferencias con el chaval de la sucursal, en lo que al asesoramiento independiente y objetivo se refiere. Como dice el refrán “donde manda capitán no manda marinero” y el banquero privado también tiene jefes y objetivos. Puede que se lo pidan por favor, pero no les quepa duda que les piden que coloquen productos y servicios que dejen una buena comisión.
Y, como podemos ver en el gráfico que viene a continuación, sus clientes, atraídos por las ganancias del mercado en los últimos años, o por la acción vendedora de sus “asesores”, están en niveles históricamente bajos de liquidez (“cash”), es decir, están muy invertidos.
Grafico nº 6: Nivel de liquidez en las cuentas de los clientes de alto patrimonio del Bank of America (BOA)

Ahora bajemos unos cuantos escalones patrimoniales. Vayamos a un “broker” más popular: Charles Schwab.
La sociedad de valores publica que el primer trimestre del año ha visto como se abrían más cuentas para inversión en renta variable (bolsa) que en ningún semestre anterior desde el año 2000. Los clientes de Schwab han abierto 719.000 cuentas nuevas, en lo que ha sido el mayor incremento semestral en 17 años.
Ahora bien, leyendo entre líneas encontramos una buena noticia: en realidad el proceso de generalización de compra de renta variable es joven, pues hasta ahora no se habían visto para nada entradas de dinero de esta magnitud.
En realidad, el proceso de generalización de compras de renta variable es muy joven.
Y, haciendo buena mi afirmación de que, en cuanto a comportamiento psicológico de inversores y asesores no hay gran diferencia entre “ricos” y “pobres” o de sus “asesores”, el nivel de liquidez en Schwab es, casualmente, muy similar al de la banca privada del BOA: 11,7%.
Ciertamente viendo estos datos se puede hablar de mayor participación del inversor particular, y eso es inquietante, pero en todo caso el proceso es joven y no estamos a nivel de burbuja en otros indicadores – valoraciones, apalancamiento, etc.- Ni desde luego se da ese fenómeno todavía en el otro mercado más importante: la Eurozona.
Es más: como vemos en el gráfico que viene a continuación, también sale dinero. Y, en ocasiones mucho dinero: concretamente 2.600 millones salían de fondos de renta variable norteamericana en la misma semana en la que redactaba este informe. Que haya rotación es sano y este dato muestra que la hay.
Grafico nº 7. Número de semanas seguidas con salida de dinero de las bolsas norteamericanas

Las deserciones entre “Los Pedros”, la entrada de inversores particulares y la disminución del nivel de liquidez en las carteras son indicios a vigilar. Pero todavía hay muchos “Pedros” en los medios y redes sociales, hay un buen nivel de entradas y salidas de dinero y las valoraciones, considerando las perspectivas de crecimiento de la economía, son solo elevadas en EE.UU. Y tampoco son irracionales. Es pronto para hablar del fin del mercado alcista. Hay indicadores tan o más importantes que estos que no muestran todavía síntomas de recalentamiento, tal y como hemos visto en informes anteriores.