Mientras los especialistas en anunciar burbujas y crisis se centraban en la renta variable, la valoración de los bonos alcanzaba niveles nunca vistos. Mientras las valoraciones de la renta variable global en general estaban—y están— en niveles dentro de la media y solo determinados sectores podrían considerarse caros, hay 12 billones —con B— de dólares en bonos con tipo de interés negativo, algo nunca visto. La valoración de los bonos no es que esté por encima de la media histórica: es que hace mucho tiempo que abandonó la media para adentrarse en la estratosfera.
En este contexto, y como dije hace tiempo, si la inflación repuntara ni siquiera las compras masivas de bonos de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo serían capaces de hacer frente a la oleada de ventas de bonos con tipos de interés cero o negativos.
Para mí la cuestión no es si seguirán repuntando los tipos de los bonos —y cayendo en consecuencia su cotización (1)— , sino a qué ritmo lo harán. Dependerá de cuánto repunte la inflación. La pregunta realmente importante y a la vez difícil de responder es en qué medida la tendencia bajista de los bonos afectará a las bolsas.
Mi opinión es que generará una corrección más que un cambio de tendencia. Al menos mientras la rentabilidad por cupón de los bonos, es decir, su tipo de interés, no llegue a niveles en los que merezca la pena realizar beneficios en renta variable e invertir ese dinero en bonos.
Por poner un ejemplo: si como consecuencia de la caída del precio los bonos USA con vencimiento a diez años llegaran a ofrecer un tipo de interés de, por ejemplo, el 3 %, alguien que haya obtenido una fuerte plusvalía en años anteriores colocando su dinero en el SP 500 o en el Nasdaq podría verse tentado a realizar beneficios y dejar ese dinero a “reposar” al 3 % anual. Por el contrario, con el bono pagando un 1,50 %, realizar beneficios, cuando además los dividendos de las acciones son todavía muy superiores al tipo de interés de los bonos (más del 2,50 % de media en el Dow Jones o el Eurostoxx, por poner un ejemplo), no tiene mucha lógica. Y menos cuando se está animando la situación económica.
Recordemos que, salvo que entráramos en un escenario de estanflación —inflación con estancamiento—, lo normal es que si hay inflación es porque hay crecimiento y por lo tanto mejoran las ventas de las compañías, sus ingresos y sus beneficios.
Es lógico que la inestabilidad del mercado de bonos genere una corrección en las bolsas, más que nada porque con todo lo que han subido cualquier excusa es buena para realizar beneficios. Pero si el escenario es especialmente negativo para los bonos, ¿para que vender renta variable y llevar ese dinero a renta fija? Y para las cuentas corrientes que no dan nada tampoco parece muy atractivo comparado con los dividendos que dan las acciones.
La falta de alternativas y un escenario de crecimiento económico impulsado por el tsunami de liquidez que han inyectado bancos centrales y gobiernos nos hace pensar más en una corrección en el caso de la renta variable que un cambio de tendencia.
- Cómo gestionar esta situación en la cartera de fondos de renta variable
- Lo que estamos viendo es un movimiento más dentro del proceso de rotación que insistimos desde hace meses que se produciría.
- En Nextep llevamos adaptando las carteras al proceso de normalización desde el mes de octubre. Eliminando el riesgo en bonos y reestructurando la composición de la renta variable en las carteras recomendadas.
- Los fondos de renta variable en cartera no pueden ser los mismos en plena economía del confinamiento que en una situación de normalidad. Pero el cambio tiene que ser gradual, como lo es la rotación.
- La que hemos denominado en varias ocasiones “gran rotación” tiene vencedores y vencidos, y la clave está en ir tomando posiciones en los ganadores.
- Pero hay que tener mucho cuidado porque no todos los últimos serán los primeros, y viceversa.