El comportamiento de las bolsa en un entorno inflacionista depende del origen de esa inflación y del nivel que alcance.
En cierto modo la inflación es como el colesterol en la sangre. Hay colesterol “bueno” y colesterol “malo”. La inflación puede ser sana si surge como consecuencia del crecimiento económico, pero muy insana si no va acompañada de crecimiento o si es excesiva, sea cual sea el origen. Cierto nivel de inflación y sobre todo que venga del incremento de la actividad económica es positivo y por lo tanto puede serlo para las bolsas.
La inflación es como el colesterol: hay “bueno” y “malo”. En la inflación todo depende de cual sea el origen y el nivel de la misma.
Ese “cierto nivel de inflación”, el “bueno”, está en los objetivos de todos los bancos centrales del mundo, es decir, en un nivel cercano al 2 %. De hecho la inflación debe leerse como se lee un termómetro en el cuerpo humano: muy baja es hipotermia, muy alta avisa de la existencia de una enfermedad.
El problema surgiría si la inflación se sale de los parámetros admisibles por los bancos centrales, porque sea sana o insana, si ellos consideran que es demasiado alta subirán los tipos de interés y eso llegado el momento sí que puede afectar negativamente a las bolsas.
También hay una inflación especialmente insana. De hecho es el escenario económico que más temen los economistas: la “estanflación”.
El término que surge de unir las palabras “estancamiento” e “inflación”. Es lo que pasó a inicios de los años 70, cuando un shock inflacionista provocado por la subida del precio del petróleo género en paralelo un estancamiento de la economía. Es fácil imaginar que una situación de recesión en la que además suben los precios es probablemente el peor escenario económico posible y no hace falta ser un lince para saber que sería muy negativo para la renta variable.
¿Cómo debo preparar mi cartera de renta variable ante un repunte de la inflación?
Hay sectores que se comportarían muy bien si repuntar a la inflación, aunque sea “la mala”. Un ejemplo serían los fondos de inversión que invierten en valores relacionados con las materias primas, o en países emergentes cuya actividad económica dependa mucho de estas, siempre y cuando las materias primas sean origen o parte de ese proceso inflacionista.
Pero el reajuste de las carteras en caso de que algún día repuntara la inflación tendría que se mucho mayor. Llevamos varias décadas de inflación a la baja y no sería exagerado decir que cambiaría totalmente la situación económica y financiera tal y como la conocemos actualmente. Muchos negocios que funciona bien en un entorno desinflacionista tendrían problemas para adaptarse a un entorno inflacionista.
Por las mismas, negocios como el bancario podrían mejorar mucho sus márgenes y con ellos los fondos de inversión fuertemente invertidos en índices donde pesa mucho el sector bancario Y que los que han sido un lastre para las carteras pasaran a ser los motores principales de rentabilidad. Es sólo un ejemplo del efecto mariposa que produciría un cambio aunque fuera pequeño en los niveles de inflación mundiales.
El timing será muy importante. Después de casi 30 años de inflación a la baja el cambio podría ser gradual, pero también podría ser repentino como consecuencia de alguna noticia o cambio brusco en los datos macroeconómicos.
Habrá que vigilar atentamente los indicadores adelantados que avisan de un repunte de la inflación, que afortunadamente son muchos y conocidos. En Nextep este cambio no nos pillaría por sorpresa: somos conscientes de que podría producirse y estamos preparados. Imaginen simplemente una declaración del Banco Central Europeo o de la Reserva Federal diciendo que ya no necesitan inyectar dinero en la economía.