Dos serán las claves que marcarán el destino de las carteras formadas por fondos de inversión en los próximos tres años, contando a partir de ahora mismo. La primera será ir adaptando las gradualmente al nuevo escenario que se creará como consecuencia de la emisión masiva de deuda y papel moneda, asunto del que hemos hablado en capítulos anteriores.
La segunda será acertar en el momento en el que haya que pasar de las “liebres digitales” a las “tortugas” que, siendo empresas de gran calidad, se hayan quedado atrás por culpa del coronavirus o de vivir en un escenario que favorece a las tecnológicas y que las ha dejado fuera del “radar” de los inversores y, por lo tanto, a precios atractivos.
Y fíjese que viniendo de alguien que lleva años recomendando aprovechar la revolución digital simplemente mencionar a las tortugas puede parecer extraño. Lo que ocurre es que en economía todo es cíclico Y el papel del gestor o el asesor es anticiparse a esos movimientos.
En fondos de inversión desgraciadamente se identifica invertir en tortugas a la inversión “de valor”, y digo desgraciadamente porque es una pena que los inversores “de valor” se hayan vuelto tan “talibanes” a la hora de solo invertir con una visión contable de las cosas.
Las empresas tienen buenos negocios o no y están bien llevadas o no. Esa es la clasificación que más nos tiene que importar.
En realidad las empresas tienen buenos negocios o no y están bien llevadas o no. Esa es la clasificación que más nos tiene que importar una vez se vaya pasando de la nueva normalidad a la normalidad a secas.
La revolución digital va a seguir su curso, pero en algún momento el negocio digital será lo normal. Además, los únicos que no se han enterado de que estamos en una revolución industrial – la digital – es el consenso de analistas, que sigue sin entender por qué sube el NASDAQ y porqué es comprensible que sus valoraciones sean elevadas porque su potencial de crecimiento es enorme. Pero el día que hasta el consenso de analistas se dé cuenta de la magnitud y posibilidades de crecimiento de empresas como Google, Amazon, Microsoft o Facebook, entonces ya podremos decir que todo el mundo es consciente de ello. Y cuando todo el mundo es consciente de algo está descontado en los precios.
No sabemos cuándo ocurrirá esto, pero es muy probable que sea a lo largo de los próximos dos años. Probablemente más pronto que más tarde. Por eso, antes de que ocurra debemos de plantearnos a quien puede pasar el testigo todas estas liebres tecnológicas que han liderado el mercado en los últimos 10 años.
Debemos de plantearnos a quien pueden pasar el testigo todas estas liebres tecnológicas que han liderado el mercado en los últimos 10 años. Y cuales lo mantendrán.
Gráfico nº 4: Las liebres

Grafico nº 5: Las tortugas

La cuestión es cuál es de las liebres del gráfico número 4 seguirán siéndolo a lo largo de los próximos tres años y cuáles de las tortugas parecidas a las del gráfico número 5 habrán seguido paso a paso su camino y, como en la fábula, al final llegarán al mismo sitio que las liebres o incluso más lejos (recordemos que en la fabula la liebre se cansa de ir tan rápido y al final es la tortuga la que gana la carrera).
En el medio plazo una cartera de fondos ganadora deberá fondos con liebres que tienen recorrido por delante y fondos con tortugas de calidad, con modelos de negocio sólidos que, pese a las circunstancias actuales, acabarán mostrando su valía.
La clave está, en mi opinión, en dos conceptos que además son perfectamente compatibles: calidad e innovación. Da igual que hablemos de empresas digitales o no, a la larga los ganadores son quienes tienen buenos modelos de negocio, quienes tienen la amplitud de miras y la valentía para innovar, los que son valientes para ofrecer productos o servicios que se caracterizan por ser “buenos, bonitos y baratos”. Esos son los gestores que queremos tener en cartera.
¿Cómo puedo aprovechar en mis inversiones el posible cambio de ciclo?
Este proceso de liebres que frenan y tortugas de calidad que siguen adelante podría permitir un cierto resurgimiento de lo que se llama gestión activa, porque para detectar empresas innovadoras, valientes y con buenos modelos de negocio hacen falta gestores innovadores, valientes y expertos en lo suyo.
Este proceso de liebres que frenan y tortugas de calidad que siguen adelante podría permitir un cierto resurgimiento de la gestión activa en fondos de inversión
No hace falta abandonar el índice NASDAQ totalmente de un día para otro y llevarse todo el dinero a fondos de gestión activa que inviertan en empresas de calidad. Precisamente el trabajo de un asesor como Nextep no es solo encontrar esos fondos, sino también ayudar a que el cambio de la cartera se adapte a la evolución del mercado.