Tengo una opinión bastante clara sobre que ocurrirá con el precio de los bonos europeos, “ergo” de los fondos de renta fija de largo plazo que invierten en ellos. O bien se estabilizarán o incluso subirán algo más si los políticos europeos deciden no actuar y dejan que definitivamente nos “japonicemos” del todo – estancamiento y deflación en la eurozona – o, si deciden actuar, lanzando medidas de estímulo fiscal, los precios de los bonos de la eurozona tendrían una importante corrección a la baja, cuya magnitud dependerá de lo importantes que sean esas medidas de estímulo. Y, sin tener obviamente la certeza, me inclino más por la segunda opción (ajuste a la baja en los precios, aunque sea temporal, como consecuencia de un cambio en la política fiscal de Alemania y otros países con superávit en sus cuentas)
Yo creo que con las predicciones ocurre como con los negocios: lo que mejor funciona son el sentido común y los razonamientos simples (que no simplistas)
A veces se crean negocios con ideas súper elaboradas que no llegan a ningún sitio y los que funcionas son conceptos sencillos que cubren necesidades reales en los que es fácil entender la utilidad. Y esto incluye desde la fregona hasta un buscador de internet tipo Google (por su potencial publicitario)
En las predicciones financieras ocurre algo parecido. Si lo pensamos y lo vemos con perspectiva, era de sentido común que explotara la burbuja del ladrillo (4) o que subieran los bonos europeos como consecuencia de los efectos desinflacionistas de la revolución industrial y tecnológica que es la revolución digital (ver todas las recomendaciones al respecto en estos “Cuadernos “ desde su inicio hasta hace un par de meses).
Incluso tiene toda su lógica que el miedo que les han metido en el cuerpo a los inversores los “influencers” de las redes sociales y los medios de comunicación les haya llevado a pagar por prestarle dinero a países como España. O incluso, en algunos tramos de su deuda, a Italia (ver Tabla nº 1 de este “Cuaderno”). Que lo hagan con Suiza puede tener un “pase”, pero ¿con España? Pues ya ven: del bono a diez años para abajo nos pagan por comprar nuestra deuda. Con este déficit, estas cuentas y esta “estabilidad” política y presupuestaria nuestra.
La estabilización de los tipos de interés en Japón coincide con el momento en el que a los planes de estímulo monetario se unen los planes de estímulo económico
Partiendo por lo tanto de la idea de que al menos cierto nivel de burbuja hay en el precio de los bonos europeos, uno se plantea qué puede ocurrir a continuación. Mi planteamiento es simple: de momento y dado que los políticos con su pasividad nos llevan a la “japonización”, ocurrirá lo que en Japón. Y lo que ha ocurrido en Japón con los tipos de interés de los bonos es que, llegado un punto, se han estabilizado. En tipos de interés negativos, cierto, pero está costando que bajen todavía más.
Vean sino el Gráfico nº 6, donde se aprecia como, a partir del año 2016 y coincidiendo con tipos claramente negativos, al tipo de interés del bono japonés a diez años le cuesta mucho más seguir bajando y establece un cierto nivel de suelo. Curiosamente coincide con el momento en el que a los planes de estímulo monetario empiezan a unirse los planes de estímulo económico, tema que tratamos a continuación. Pero hay otros escenarios posibles a la “japonización” definitiva del mercado de bonos europeo.
Gráfico nº 6: tipo de interés del bono japonés a diez años.

¿Qué podría estabilizar, eventualmente detener o incluso desinflar la burbuja de los bonos en Europa, ya que obviamente el BCE no es capaz de reflotar la inflación? Lo ideal sería que se produjera una especie de plan Marshall para Europa, basado en la idea de quitarle a la economía europea el yugo y los arietes que le han puesto los políticos en forma de burocracia, regulaciones excesivas, impuestos confiscatorios y todo tipo de obstáculos a la actividad económica creados desde Berlín, Bruselas o Madrid. Es irónico, pero sacar a la economía europea de su euroesclerosis va más de deshacer lo hecho que de hacer nada nuevo.
¿Lo ideal? Un plan Marshall basado en la idea de quitarle a la economía europea el yugo de burocracia, regulaciones e impuestos que le han puesto los políticos
Pero ya les digo yo que eso no va a a ocurrir. No veo a alguien como Angela Merkel o Pedro Sánchez haciendo algo así. Y el único que podría querer hacerlo – Macron – dirige un país donde tomar esa dirección pro empresa es terriblemente arriesgado. Por eso descarto en el corto plazo una caída espectacular del precio de los bonos. Otra cosa es a medio y largo plazo, donde los ciclos económicos acabarán imponiéndose y se normalizará, al menos en cierta medida, la situación de los tipos de interés.
Ahora bien, una cosa es que los políticos no quieran hacer nada y se limiten a encomendarle la tarea al BCE – y de paso desviar la atención sobre las culpas – y otra que no vayan a recibir presiones cada vez más fuertes para que hagan su trabajo. Y eso sí les podría obligar a hacer algo, aunque desgraciadamente será por la vía del incremento del gasto.
Todo depende de Alemania, porque si de gastar se trata, les aseguro que Pedro Sánchez o quien gobierne en Italia no van a quejarse. Pero Angela Merkel no va a mover un dedo para evitar que España o cualquier otro país de Europa entre en recesión. Ahora bien: sí lo hará si es Alemania la que cae. Y se le están acumulando las papeletas. Su país es el que más sufre con la guerra comercial y para Trump Europa es la siguiente en la lista. Y más si consigue cerrar un acuerdo con China.
Además, el enfriamiento de la economía China y el del resto de Europa afecta lógicamente a Alemania. Es más: el desafecto hacia el BCE por las bajadas de tipos pone un límite a futuras bajadas y procesos de estímulo monetario. El propio BCE – Weidmann, representante del Bundesbank incluido – está harto de que le pasen la “patata caliente” y ya no se disimula el mensaje hacia Alemania: “si no quieren tipos de interés negativos, hagan su trabajo”. Y, a falta de soluciones valientes como eliminar burocracia , regulaciones e impuestos, los políticos irán a lo fácil: incrementar el gasto público. Y eso afectaría sin duda al precio de los bonos porque es inflacionista.
A falta de soluciones valientes como eliminar burocracia, regulaciones o impuestos, los políticos irán a lo fácil: incrementar el gasto público. Y eso afectaría al precio de los bonos.
Es sencillo de entender: un fuerte incremento del gasto público – no valdrían mediocridades tipo aquel “plan E” de Zapatero – generaría un incremento de la actividad económica que, si bien es artificial, afecta a las expectativas de inflación.
Es posible que al cabo de un año todo quede en nada, pero el daño al precio de los bonos ya estaría hecho, porque el miedo cambiaría de puerta. Alejaría el temor que tienen los inversores a una recesión en Europa y generaría un temor nuevo, en este caso a que se detenga la desinflación y, a estos niveles de tipos – nunca vistos en la historia, vean el capítulo anterior – un repunte tendría un efecto muy destructivo, especialmente en quienes, ellos o sus gestores, han comprado bonos con rentabilidades negativas.
Peor todavía – para el precio de los bonos – sería que el estímulo fiscal funcionara. Que una inversión masiva pan europea en digitalización, medidas de protección medioambiental o subvenciones a la creación de empleo tuvieran el efecto que defendía Keynes de encender la mecha de la actividad económica sana, que es la privada. Yo eso lo veo más difícil por el tapón que suponen la burocracia, las regulaciones surrealistas y los impuestos disuasorios europeos, pero tampoco es imposible. En ese caso no hablaríamos de un repunte en el precio de los bonos europeos, sino de un auténtico cambio de tendencia.
Por lo tanto, que la recesión llegara a Alemania, así como la presión de la patronal alemana y del BCE, serían los factores que, de funcionar y convencer a Alemania y países adláteres, detendrían el proceso de bajada de los tipos de interés de los bonos y, en consecuencia, la subida de precios (2) Y es algo que vamos a vigilar muy de cerca desde www.nextepfinance.com , porque algo así cambiaría completamente el escenario financiero en la Eurozona y requeriría una revisión de la composición de las carteras, tanto en la parte de renta fija como de renta variable.