En los cuadernos publicados en los meses de abril, mayo y junio insistí en que el índice SP 500 volvería a donde estaba antes de la crisis (pueden consultarlos en la hemeroteca de la web victoralvargonzalez.com). También insistí en ello en bastantes artículos.
Sin querer pecar de falsa modestia, creo que aquello fue una predicción relativamente fácil una vez se supo cuánto tardaría en conseguirse una vacuna. Era como trabajar con información privilegiada o disponer de la máquina del tiempo. Ya verán ustedes como en marzo del año 2021 estaremos funcionando más o menos igual que un año antes, puesto que ya estará vacunada mucha gente, especialmente población de riesgo, lo cual permitirá volver a la actividad productiva.
En consecuencia, salvo países como España, especialmente dañados en su tejido productivo por su dependencia de negocios muy afectados por los controles de distancia social, los valores de las bolsas de países como Estados Unidos, que además ya tienen una economía digital muy potente, no tenían por qué valer mucho menos una vez se volviera a la normalidad. Esa era mi hipótesis y afortunadamente el mercado, que siempre se adelanta, así lo ha reconocido.
También insistí en el papel de los bancos centrales. Si además de una fecha para la vacuna sabíamos que los bancos centrales iban a realizar la mayor inyección de liquidez jamás realizada, acompañada de endeudamiento masivo por parte de los gobiernos con el fin de compensar el impacto del cierre por coronavirus, jugábamos con “información privilegiada” de primera calidad.
En realidad es ahora cuando llega lo realmente difícil. Si las predicciones del mercado han sido demasiado optimistas, el índice SP 500 debería corregir sus excesos. También podría ocurrir que el mercado haya acertado y que de la nueva normalidad en unos meses pasemos a la normalidad sin adjetivos. En ese caso el índice tendría poco recorrido, tanto al alza como a la baja. Finalmente está la opción que menos contempla el consenso del mercado, que es que el SP 500 siga subiendo y con él —y en distinta medida— el resto de bolsas mundiales.
Los que sabemos que el consenso de analistas normalmente se equivoca más que acierta —en caso contrario todos los analistas serían ricos y evidentemente no es así— nos tomamos muy en serio aquello que descarta el consenso. Así que nos tomamos muy en serio la posibilidad de que el mercado pueda seguir subiendo. Ahora vamos a ver si hay base para ello o todo lo contrario.
La opción que descarta la mayoría de los analistas es curiosamente la que tiene mayor fundamento histórico. Y no tanto porque tengamos información de lo que ocurre después de una pandemia, dado que nunca se ha cerrado la economía por una pandemia, pero sí ha habido un escenario parecido después de la mayoría de las guerras, como analizamos en el Cuaderno del mes de abril.
Después de las grandes guerras lo que ha hecho la población no ha sido precisamente quedarse deprimida en casa y dejar de trabajar o consumir, más bien al contrario. Todos los “milagros económicos” se han producido después de guerras, ya fuera la Segunda Guerra Mundial, la guerra civil española o la guerra del Vietnam (me refiero a la posguerra vietnamita, que fue el país que quedó destrozado).
Evidentemente no pensamos que la población actual, o por lo menos la europea y la norteamericana, tengan el espíritu, la unidad, las ganas o las prioridades que tuvieron los habitantes de Europa y EE.UU.
tras la Segunda Guerra Mundial ni la de los vietnamitas tras el armisticio. Además carecemos de líderes políticos capaces de unir a la población tras un gran proyecto común.
Pero también es cierto que después de estar confinada durante meses en esta pandemia, la gente ha mostrado mucho interés en salir a disfrutar de la vida, incluido el consumo. Ahí están los datos. Por eso nosotros no descartamos que cuando salir y trabajar sea totalmente seguro o al menos más seguro que ahora, quienes tengan dinero —que será la mayoría, porque hay mucha más gente empleada que parada— decidan salir a gastarlo. Y no olvidemos, además, que en el confinamiento se ha ahorrado mucho.
Así que una de las grandes preguntas que tiene que responder un asesor financiero es si la gente preferirá seguir confinada y seguir ahorrando aunque no esté en paro —por miedo al futuro— o si, por el contrario, querrán disfrutar de la vida, que en un sistema de economía de mercado implica consumir.
Otra cuestión muy importante es la política monetaria de los bancos centrales. Igual que genera exuberancia bursátil también pueden producir el efecto contrario si deciden cortar el grifo. Es otra respuesta qué tiene que dar el asesor financiero, y nosotros nos inclinamos por que se mantenga el estímulo monetario, al menos hasta que esté claro que se ha vuelto a la normalidad en la actividad económica.
Luego está la famosa cuestión de que el SP 500 ha estado subiendo básicamente por la fuerza de las grandes empresas tecnológicas y que no las han seguido el resto. Y que eso certifica la poca solidez de la subida, porque está apoyada en un número reducido de valores.
Curiosamente este es un argumento que, en mi opinión, en realidad es favorable a que el SP 500 pueda seguir subiendo. En primer lugar porque confirma que hay un relevo. Era lógico que subieran primero los valores de empresas que no sólo no se ven perjudicadas por una situación de confinamiento sino que se ven enormemente beneficiadas por él, como estamos viendo ahora que se confirma en sus abultadas ventas.
Por las mismas, también sería lógico que si volvemos a la normalidad en un plazo de, digamos, seis meses, sean los valores “analógicos” del SP 500 quienes tomen el testigo de la subidas.
Porque, además, se diga lo que se diga, esos valores que no son gigantes tecnológicos siguen teniendo un peso muy importante en el índice. Lo vemos en el gráfico n.º 4. Bastaría con que tomaran el testigo (zona color marrón) para que siga subiendo el índice. Aunque dejaran de subir los cinco gigantes tecnológicos (zona de colores). Es más, hasta que la población esté vacunada el entorno seguirá beneficiando a los gigantes digitales, así que siendo posible que frenen su subida, parece improbable que entren en tendencia bajista.
Además, y muy importante, todos estos valores que no pertenecen al selecto grupo de los titanes digitales en muchos casos ofrecen valoraciones mucho más atractivas que las de los FAANG, lo que añade otro punto de lógica al planteamiento de la entrega del testigo o “rotación”, que es totalmente característico de un mercado alcista como en el que, por mucho que le pese al consenso, está situado el SP 500.
Gráfico n.º 4: Recuperación de los gigantes digitales y del resto del mercado.

En primer lugar en algún momento habrá que tomar la decisión de si seguir sobreponderando los valores tecnológicos —como por cierto hemos hecho hasta la fecha en las carteras agresivas de Nextep con muy buenos resultados— o si ha llegado el momento de pasar el testigo para aprovechar la rotación. O si se debe seguir haciendo ambas cosas.
Así que ante la pregunta del millón de cara a los próximos meses y con los datos actuales, respondemos afirmativamente: tras un periodo de consolidación ahora que ha vuelto a los máximos, el SP 500 continuará su tendencia alcista (un periodo de consolidación se caracteriza por una serie de correcciones o un periodo lateral o lateral-bajista, antes de retomar la tendencia alcista).