Fíjense en el Gráfico nº 1. Vemos como a finales del año 2013 el índice SP 500 rompe al alza los máximos que había establecido trece años antes y que se habían convertido en un techo infranqueable. Tan infranqueable que intentó superarlos en 2008 y no pudo conseguirlo. Luego vino la crisis “subprime” y hubo que esperar otros cinco años para que, por fin, rompiera el techo que se estableció en el año 2000. A partir de ese momento – año 2013 – lo que había sido un máximo infranqueable se convirtió en la plataforma de despegue de un nuevo mercado alcista. Lo que se conoce como “suelo” o “soporte”.
Gráfico nº 1: techos que se convierten en suelos entre 2000 y 2019

Se las prometían muy felices los inversores en 2013, pesando que tras tan largo periodo sin ganar realmente dinero, al menos de forma estable, habían entrado en un periodo alcista prolongado. Pero el índice vuelve a toparse con un techo en los 2.100 puntos, techo que no consigue superar hasta finales de 2016, que es cuando ese techo se convierte en suelo y el mercado tiene un tirón alcista que le lleva a tocar techo de nuevo en 2018. Y hasta hoy.
El SP 500 podría seguir luchando con ese techo o el techo podría convertirse en el nuevo suelo.
Para saber que puede ocurrir a partir de ahora – techo o suelo – hay que abandonar momentáneamente el análisis técnico y volver al fundamental. De hecho, todos los hitos que he mencionado anteriormente coinciden, como es lógico, con cambios económicos o políticos. El comportamiento de los gráficos los refleja.
El techo alcanzado en el año 2000 coincide con la explosión de una burbuja financiera, la de las famosas empresas “dot.com” o “punto.com”, cuando una empresa como Terra valía más en bolsa que Endesa. En el caso del “techo” de 2.007 es la crisis financiera la que impide superar los máximos anteriores. Cuando finalmente la bolsa USA consigue superarlos coincide con las bajadas de tipos y planes de estímulo monetario de la Reserva Federal de los EE.UU. Y ese tirón alcista se ve reforzado luego con la llegada de Donald Trump al poder, muy especialmente por su actitud a favor de las empresas y, más concretamente, su bajada de impuestos.
Así que ahora la clave está en detectar si hay algo que pueda ocurrir en el medio plazo que pueda hacer que se superen los máximos anteriores definitivamente o justo lo contrario. La primera y más importante condición es que siguiera bajando la tensión entre China y Estados Unidos. No va a haber un gran acuerdo comercial ni van a desaparecer completamente las tensiones, pero un acuerdo temporal de cierta envergadura o una tregua de cierta consistencia permitiría al índice despegar. Además tenemos a la Reserva Federal en modo favorable a los mercados, lo que serían dos fuerzas muy importantes para apoyar esa subida.
Pero, siendo las anteriores condiciones fundamentales, para mí el motor fundamental – y lo he comentado en otros informes – es la enorme cantidad de dinero que está almacenada al 0% o con cupón negativo. No voy a insistir sobre ello para no aburrir a los suscriptores que ya conocen mis trabajos anteriores al respecto (si le interesa puede solicitar el “Cuaderno” de Octubre de este año en info@victoralvargonzalez.com). El resumen es sencillo: hay 13 billones de dólares en bonos con cupón negativo que, si dejan de subir como consecuencia de ese miedo indefinido que hay en los mercados, sus tenedores se encontrarán con un bono – o fondo de inversión de renta fija – que no les da nada y que les cuesta dinero. Y algo parecido ocurre con la enorme cantidad de dinero atemorizado por todo lo que oye y que, pese a los nuevos máximos bursátiles, sigue agazapado en depósitos al 0 %. Pronto incluso podría tener que pagar por esos depósitos o comprar productos bancarios muy caros para poder mantenerlos.
El techo actual sería el nuevo suelo si decayera el miedo y esa ingente cantidad de dinero empezara a pensar más en rentabilidad que en seguridad.
Para mí el motor que podría hacer que los mercados conviertan el techo actual en el nuevo suelo sería precisamente que bajara el miedo y que toda esa ingente cantidad de dinero que está escondida empezara a pensar más en la rentabilidad que en la seguridad. Bastaría con una pequeña parte del mismo para que el mercado se disparara al alza.
¿Y qué vamos a hacer nosotros como asesores al respecto? En primer lugar, vigilar la cotización de los bonos, cuya correlación con las acciones hace tiempo que entró en terreno negativo. Si los bonos dejan de subir o su precio toca techo aumentarán las probabilidades de que las bolsas rompan el suyo.
En segundo lugar hay que vigilar el nivel de miedo de los inversores. Pese al bombardeo que reciben constantemente de quienes utilizan el miedo para generar lectores, seguidores o clientes, si los argumentos del miedo perdieran fuerza los inversores invertirán. No olvidemos que por seguir los consejos de quienes les han metido han asumido un altísimo coste de oportunidad. Y los índices bursátiles siguen subiendo.
Finalmente, pero no menos importante, hay que vigilar que ocurre en Europa. Si Alemania entra en recesión es muy probable que el gobierno decida utilizar su abultado superávit para estimular la economía. Incluso podría aprovechar la oportunidad, probablemente única en la historia, de emitir deuda a tipos negativos con objeto de lanzar ese plan de estímulo fiscal. Eso sin duda marcaría un techo en el precio de los bonos europeos y permitiría al Stoxx Europe 600 consolidar la ruptura del canal en el que lleva metido desde enero de 2017 (ver Gráfico nº 2). Tratándose de la euro esclerótica Europa el máximo histórico queda todavía muy lejos, pero romper al alza un canal de casi dos años de duración sería una interesante señal alcista. Y un posible suelo para que despegue el índice.
Grafico nº 2: el Stoxx Europe 600 cerca de romper su resistencia de medio plazo.

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