La verdad es que nos hemos acostumbrado a ser criticados por no seguir al consenso, pero cada vez tenemos más claro que lo peligroso es seguirlo ciegamente.
El consenso de analistas se ha pasado los últimos ocho años recomendando evitar la renta variable. Que si la “burbuja”, que si la “crisis”, o que el mundo era un mal sitio para invertir como consecuencia de la “represión financiera”.
Nosotros llevamos los mismos años diciendo exactamente lo contrario: que las bolsas internacionales —que no la española— habían entrado en un periodo alcista de largo recorrido y que había que aprovecharlo. Primero a través de estos cuadernos —desde el primer número— y luego, con mucho más detalle y con nombres y apellidos (de fondos y ETF) en las carteras recomendadas por Nextep.
Es evidente que el consenso se equivocó y nosotros acertamos. Las bolsas norteamericanas han tenido una evolución extraordinaria, a la que recientemente se han sumado las europeas, con índices como el DAX alemán marcando máximos históricos.
Ahora la mayoría de los analistas advierten del riesgo que representa la inflación y que hay que ser “prudentes”. Nosotros lo que decimos es que hay un cambio de ciclo y que hay que aprovecharlo. Y que la inflación le viene muy bien a determinados activos y sectores.
También decimos que mientras los salarios y los costes de producción no se disparen de forma consistente, un repunte de la inflación es bueno para las empresas, ya que al subir los precios y no hacerlo sus costes laborales, aumentan su margen de beneficio. Con el nivel de paro que hay actualmente es muy difícil que suban significativamente los costes laborales. Ahora mismo hay cierta escasez de oferta de mano de obra porque mucha gente prefiere cobrar paro o en el caso de Norteamérica cheques del gobierno que trabajar, pero eso cambiará.
Y decimos que no hay que olvidarse nunca de que la bolsa es un mercado en el que se valoran empresas. Y si ocurren cosas que les vienen bien a esas empresas porque ayudan a mejorar sus resultados, se reflejará en la valoración.
Y como dijimos, el mercado ha valorado mucho más las buenas perspectivas económicas y, por lo tanto, de los resultados empresariales, que la nueva fórmula de atemorizar a los inversores, que ha pasado de “la burbuja” y “la crisis” a ser la inflación.
Los mercados han valorado los resultados empresariales y sus buenas expectativas, que es lo que tienen que hacer los mercados, y no escuchar cantos de sirena.
Conclusiones
Olviden el ruido mediático y el que generan quienes tratan de captar su atención mediante el miedo en las redes sociales. Lo importante es si los resultados de las empresas van a mejorar, si la economía va a crecer y si lo va a hacer en un entorno de inflación razonable. Y ese es un buen escenario para la renta variable.
A lo largo de los últimos 60 años solo se han producido dos mercados alcistas de muy largo plazo similares al que estamos viviendo (que sería el tercero). Son muy pocas las ocasiones en las que tenemos la oportunidad de ganar tanto dinero en renta variable. No conviene desaprovecharlas.
¿Y cuánto le queda a este mercado alcista?. Nuestra opinión es que ya hemos recorrido aproximadamente el 60 % o 70 % del mismo. Los motivos los hemos expuesto con detalle en otros “Cuadernos”, pero, dada la importancia de nuestra afirmación los resumimos:
- El mercado bursátil va “sobrado” de “gasolina” (porque nunca ha habido tanta liquidez en el sistema).
- La renta fija ha dejado de ser una opción rentable tanto por la falta de cupón como por la pobre expectativa de plusvalía (fin del QE).
- Las bolsas no están caras. Lo que ha subido mucho es la tecnología. El resto de sectores no están caros, ni por PER ni considerando la rentabilidad por dividendo frente a los “no cupones” de los bonos.
- Sobre todo si consideramos la expectativa de mejora en los resultados empresariales que trae consigo el fuerte rebote económico que, como predijimos, traería la salida de la pandemia.
- En tanto y cuanto no varíen nuestras predicciones sobre el calendario de actuación de los bancos centrales (ver tabla número uno del capítulo anterior), nuestra opinión es que el mercado mantendrá la tendencia alcista.
La prueba más importante vendrá cuando los bancos centrales detengan totalmente la compra de bonos, pero, como hemos comentado antes, para eso todavía queda tiempo. Y no nos referimos al “tapering”, que consiste únicamente en la reducción de dichas compras: hablamos de cuando cierren totalmente el grifo (de las inyecciones de liquidez).