El creador del análisis técnico, el señor Dow —por eso originalmente se llamó “teoría de Dow”—, decía que la mejor señal de compra que puede existir es cuando coincide señal alcista en los dos índices fundamentales de la bolsa USA, que por aquel entonces eran el Dow Jones de Industriales y el Dow Jones Transportation Index.
Aparte de consideraciones de análisis técnico, si aceptamos que los índices bursátiles son buenos indicadores adelantados de lo que puede ocurrir en la economía, la subida del Dow Jones de industriales nos anuncia expansión en la industria. Y si va acompañada de un incremento en el índice que mide el movimiento de mercancías, entonces la señal es doble. No olvidemos que en aquel momento no existía Internet, no existía el teletrabajo y que el sector servicios no tenía el peso que tiene actualmente. Era una sociedad mucho más industrial y agrícola donde todo, bienes y personas, se transportaba por carretera, por ferrocarril y, en menor medida, por avión.
En la economía actual los índices que tendrían que dar señal de compra al unísono serían distintos. Ahora se trataría del propio Dow Jones, del SP 500 y del NASDAQ, porque en época del señor Dow no se había producido la revolución digital. Ahora lo importante es que se junte la expectativa del incremento de las transacciones online de bienes y servicios con la producción industrial.
Observen dichos gráficos. Son los números 2, 3 y 4 de este informe. Comprobarán que los tres han roto máximos (al superar la línea azul que marca el o los máximos anteriores). La señal de compra más potente que hay, de acuerdo con la teoría de análisis técnico, que es la original, la de Dow, es precisamente la ruptura de máximos. Especialmente si en ocasiones anteriores al índice le costó hacerlo. Es como “dejar atrás” el entorno anterior y entrar en un nuevo escenario alcista. Y que la ruptura se produzca en los tres, aunque no hace falta que sea exactamente el mismo tiempo.
Es exactamente lo que acaba de ocurrir cuando a la ruptura de máximos históricos del SP 500 y del Nasdaq se ha unido el Dow Jones de industriales.
El NASDAQ fue el primero, como no podía ser de otra manera, estando como estamos en plena revolución digital y con ese súper “agente comercial “ de la venta online que es el coronavirus.
El siguiente fue el SP 500 y, ahora, como consecuencia del anuncio de las primeras vacunas, el Dow Jones. Aunque a este todavía le falta realizar lo que se conoce como un movimiento de consolidación, es decir, una vez superado el índice, tener una corrección —o varias— que dibuje un suelo precisamente en los máximos anteriores (sobre la línea azul del gráfico). En el gráfico número 3 pueden comprobar cómo lo hizo el SP 500. El NASDAQ tenía tanta fuerza que no necesitó consolidar (gráfico número 4).
En esta ocasión el apellido “Industriales” tiene una importancia especial, porque son precisamente el sector industrial no tecnológico, la venta física, etc., quienes más afectados se han visto por el confinamiento que ha provocado el coronavirus. El hecho de que un índice industrial de esta magnitud rompa máximos viene a decir que la industria o la distribución física de bienes y servicios podría estar cerca del final del túnel. Y que la economía norteamericana se prepara para funcionar con todos sus cilindros.
Gráfico n.º 1: El índice Nasdaq Composite.

Evidentemente, cuando hablamos de “industriales” no todos son valores industriales como los de antaño, puesto que como “blue chips” industriales ya se incluyen empresas como Apple o Microsoft, lo cual tiene toda su lógica. Pero también forman parte del Dow empresas como Walmart, McDonalds o Home Depot. La composición actual del Dow Jones representa muy bien la economía norteamericana en su conjunto y, si me apuran, la economía global.
Gráfico n.º 2: El índice SP 500.

Durante una presidencia de Biden podría llegar la ansiada recuperación de al menos una parte de los fondos “de valor”. Es tal el desastre de este estilo de gestión, agravado por la crisis del COVID, que bastaría cierta rotación desde los valores de crecimiento y tecnología hacia los valores industriales o financieros para que mejore la rentabilidad de los fondos “value”.
El gráfico número 3 muestra el comportamiento de los títulos de las empresas “de valor” respecto a los valores que mejor han funcionado en los últimos 10 años. Nunca se había alejado tanto el pelotón de cola “value” de los líderes “growth”. Esto no va a cambiar en el corto plazo, pero hay una posibilidad de que haya una reacción.
Gráfico n.º 3: el índice Dow Jones de Industriales

Pero es que ahora podemos añadir a la ecuación el Eurostoxx 50 (Gráfico n.º 5), que llevaba seis meses dentro de una línea de fluctuación de la que no parecía ser capaz de salir. Y así se alinean todas las estrellas, no sólo las norteamericanas (China y Japón también lo han hecho).
Gráfico n.º 4: ETF del Eurostoxx 50

Cuando me preguntan qué prefiero utilizar, si el análisis fundamental o el análisis técnico, mi respuesta es que no solo no son incompatibles sino que son complementarios. El análisis fundamental te dice qué comprar, el técnico cuándo.
El primer “cuándo” se produjo en el mes de abril, cuando se dibujó el fondo del mercado, tal y como advertimos desde estos “Cuadernos” y en varios artículos de prensa (1).
El segundo “cuándo” es precisamente ahora y en Nextep estamos a su entera disposición para ayudarle a diseñar una cartera de fondos a la medida que le permita aprovechar la que podría ser una oportunidad única.