Cuando la bolsa está en tendencia alcista todo el mundo es capaz de ganar dinero. El problema es que ganan dinero, pero asumiendo riesgo. En algunos casos un riesgo muy elevado. Como no puede ser de otra manera cuando se invierte en renta variable.
Ahora bien, lo que ya no es tan fácil es obtener una rentabilidad positiva asumiendo poco riesgo. Especialmente cuando te encuentras ante los tipos de interés más bajos de la historia.
Pero más difícil todavía es obtener una rentabilidad positiva, aunque sea modesta, sin asumir ningún tipo de riesgo. Eso, con los fondos de renta fija perdiendo valor como consecuencia de la caída del precio de los bonos hace que el que consigue rentabilidad positiva con bajo riesgo sea el que realmente puede y debe ponerse una medalla.
Antes de seguir les sugerimos que si prefieren escuchar y ver antes que leer, en este enlace tienen una grabación de la conferencia que dimos recientemente sobre este tema. Con nuestra intervención y la de dos invitados expertos en la parte concerniente a los seguros de ahorro.
Empecemos por aclarar, en primer lugar, que por supuesto que existe la rentabilidad sin riesgo. Ha existido a lo largo de toda la historia y existe actualmente.
Lo que ocurre es que los matices son importantes. Por ejemplo, a seis meses o un año vista es perfectamente posible obtener una moderada rentabilidad positiva y que las probabilidades de perder dinero sean casi nulas.
Y decimos que siempre ha existido la rentabilidad sin riesgo porque durante muchísimos años un depósito en un banco de primer nivel —y hasta 100.000 € en cualquier banco desde que existe el fondo de garantía— ha ofrecido rentabilidad positiva sin asumir riesgo alguno. Y, más recientemente, las cuentas corrientes remuneradas. Los últimos años de rentabilidad cero en depósitos y cuentas son la excepción, no la regla.
Es más, los fondos monetarios invertidos en deuda pública y privada de corto plazo de economías desarrolladas llevan la friolera de 50 años ofreciendo rentabilidad positiva sin riesgo. Es solo muy recientemente que hemos entrado en un periodo de rentabilidad cero o incluso negativa. Y que durará un tiempo, cierto, pero nada comparable a las décadas de rentabilidad positiva sin riesgo.
Y muy importante: en muchos países existen productos de compañías de seguros que incluso a día de hoy ofrecen rentabilidad positiva sin riesgo de mercado. En Europa este tipo de ahorro ha tenido y tiene un peso enorme (España es la excepción, no la regla).
No es posible obtener una alta rentabilidad —o incluso mediana rentabilidad— sin riesgo, pero siempre ha existido la posibilidad de obtener una baja rentabilidad sin riesgo. O una baja rentabilidad con poco riesgo, que, en la práctica y a medio y largo plazo, es casi lo mismo.
He mencionado los productos de las compañías de seguros. No es fácil dar con ellos y en muchos casos llevan aparejadas condiciones sobre importes mínimos, etc. Las opciones accesibles a pequeños inversores son muy pocas, pero existen. De hecho estamos preparando una “Nota de Análisis” para los clientes de Nextep —servicio Premium, Premium+ y Presencial— con algunas sugerencias en este tipo de productos, nota que saldrá a mediados de junio.
A nivel de banca privada hay más posibilidades, aunque generalmente las compañías de seguros obligan a adquirir algún otro producto “de la casa”, normalmente seguros “Unit Linked”, pero si la compañía de seguros nos deja gestionarlo y tenemos un buen asesoramiento para poder hacerlo, puede ser una buena opción.
Lo que ofrecen las compañías de seguros consiste en compartir un pastel que han comprado previamente. Compran una cartera de bonos con un determinado tipo de interés y le ceden a sus clientes parte de dicho cupón.
Entre los fondos de inversión también hay alternativas de bajo riesgo, aunque el precio sea una baja rentabilidad. Pero no es cero ni negativa. No son fáciles de encontrar, porque bancos y gestoras españolas no se dan por enterados de que, con los bajos niveles de rentabilidad que ofrecen actualmente los activos conservadores, las comisiones “a la española” se comen no ya la poca rentabilidad del fondo sino también el patrimonio del cliente.
Afortunadamente y aunque la revolución de las comisiones aquí haya penetrado menos que en el resto del mundo, entre los fondos de inversión hay productos con comisiones muy bajas sin necesidad de invertir grandes importes. Incluidos los ETF, que, salvo para la hacienda española, son fondos de inversión en el mundo entero. De hecho son fondos de tercera generación y también sirven para la inversión conservadora.
También son importantes los matices en relación con los fondos mixtos. Ahora que la banca presiona a sus clientes para que abandonen la cuenta corriente y compren fondos de la casa, les ofrece fondos mixtos de renta fija. Pero la mayoría no están en absoluto exentos de riesgo y a veces es muy elevado. Y no solo por la parte invertida en renta variable. Imagínense un fondo que tenga el 70 % de la cartera en renta fija y se trate de bonos de medio y largo plazo… ¡en pleno periodo de repunte de la inflación!
La buena noticia es que existen alternativas de bajo riesgo y rentabilidad positiva en los fondos mixtos. La mala es que no se encuentra en la oferta de “brocha gorda” —el “mixto de renta fija de toda la vida”— que ofrecen la mayoría de las entidades bancarias.
La solución está en trabajar en arquitectura abierta —para acceder a una oferta muy amplia y comisiones muy bajas— y en entender los matices. Los bonos tienen que ser corporativos —que dan un cupón algo más alto—, con vencimiento a corto plazo para que no sufran las oscilaciones de los tipos de interés y que el riesgo de impago sea menor que en los vencimientos de largo plazo (la visibilidad de pago es mayor en el corto plazo que en el medio y largo). El peso de la renta variable tiene que ser muy reducido.
Hablando de comisiones, si son suscriptores de estos cuadernos desde hace tiempo —y sobre todo si son clientes de Nextep— sabrán que se pueden comprar fondos de inversión en las llamadas “clases limpias”, en las que la comisión de gestión se reduce a la mitad. Exactamente los mismos fondos que en las plataformas menos competitivas que no ofrecen clases limpias cuestan el doble.
Lo de trabajar con clases limpias en el caso de fondos de renta fija mixta conservadores es simplemente fundamental para que se cumpla la regla de tener una rentabilidad positiva con bajo riesgo. Y le recordamos que en Nextep no solo seleccionamos fondos de inversión y ETF, también les ayudamos a localizar las plataformas de intermediación —bancos— que ofrecen los productos con las comisiones más competitivas (sin por supuesto cobrar nosotros comisión alguna de dichas entidades, puesto que somos independientes y solo cobramos de nuestros clientes).
En el mundo de la inversión colectiva es todavía mejor utilizar ETFs (fondos cotizados). Cierto, no tienen la ventaja fiscal del traspaso libre de impuestos de los fondos tradicionales, pero estamos hablando de sustituir a un depósito, cuyos intereses “pasan” todos los años por hacienda.
Es más, en un ETF no pagamos impuestos hasta que lo vendamos, por lo que podemos ir acumulando los rendimientos durante todo el tiempo que queramos.
La enorme ventaja del ETF estriba en la comisión de gestión, que es bajísima para cualquier importe. Los ETF permiten a los pequeños inversores trabajar con comisiones a las que normalmente solo se tiene acceso si se realiza una inversión muy elevada.
Para acabar —pero no menos importante—, es fundamental tener claro que los fondos de renta fija no son alternativa y hay que buscarles sustitutos, porque sus problemas solo acaban de empezar. Las pérdidas relativamente moderadas que están viendo son solo el principio. Ahora es por el repunte de la inflación, pero luego llegará el “tapering” y posteriormente los bancos centrales cerrarán el grifo y dejarán de comprar bonos.
A los fondos de renta fija de medio y largo plazo les queda un auténtico viacrucis, lo que hace imperativo encontrar productos sustitutivos para las carteras conservadoras y para la parte conservadora de casi todas las carteras de fondos.