Llevo aconsejando dejar de lado el posible riesgo que representa Corea del Norte desde que se iniciaron las hostilidades. Como comenté en su día, creo que es una negociación y no la antesala de una guerra.
Es todo muy típico: por un lado el policía malo – Trump – y el bueno – Rex Tillerson – que altavoz, en mano, tratan de convencer al secuestrador malo malísimo – Kim Jong Un – para que deje de amenazar con misiles a la población. Pero ni el malo quiere ser aniquilado ni la policía desea un baño de sangre, que es el inevitable resultado si finalmente entran los SWAT en acción, pues Kim tiene como rehenes a toda la población de Corea del Sur y de Japón, además de la suya propia. Y no nos engañemos: no hay forma de llevar a cabo una operación “limpia”. Salvo la eliminación del líder, pero parece que es escurridizo.
Hasta ahora la estrategia de no considerar como motivo de venta el “riesgo coreano” ha funcionado. Todos los activos recomendados están en positivo en el año y Wall Street toca máximos históricos.
Pero hay algo que me preocupa y es que el consenso piense lo mismo. Y eso va contra mi “teoría del consenso”, una teoría que lance medio en serio medio en broma hace tiempo pero que, vista su efectividad, me tomo actualmente algo más en serio que en broma. O, al menos, la tengo en cuenta.
La teoría dice, básicamente, que a más consenso haya en un mercado en relación con algún asunto, más probabilidades de que ocurra justo lo contrario. Incluso elaboré un ratio, que llame obviamente el Ratio del Consenso. En realidad no se trata de algo científico, sino de una cuestión a tener en cuenta, dada la de veces que esto ocurre. El “ratio” era – y es – este:

La lectura es sencilla. Es un ratio inverso, que dice que a más consenso haya en los mercados sobre que algo vaya o ocurrir, menos probabilidades de que ocurra. Y viceversa: a más acuerdo entre el consenso de que algo no vaya a ocurrir, más probabilidades de que ocurra.
Numéricamente se interpretaría de forma que, a más cerca de uno el resultado, menos probabilidades de que se produzca. Si todos los analistas consultados descartan una idea coincidirían numerador y denominador y el cociente sería igual a uno.
Ejemplos recientes de ratio cercano a uno son la elección de Trump en EE.UU., el Brexit, o, ya este año, la subida del euro frente al dólar, la del bono americano o que la bolsa de EE.UU supere a la de la eurozona. En todos los casos ocurrió justo lo contrario de lo esperado por el consenso. Y si miramos atrás veremos que algo así ocurre todos los años. Es lógico: como digo en la presentación del informe, si el consenso acertara más que se equivocara, bastaría con seguirlo para ganar en los mercados. Sería muy fácil. Pero les puedo asegurar que no lo es y que seguir siempre a la manada es una estrategia que da muy mal resultado en los mercados.
Aclaraba en su día que este ratio no funciona en situaciones extremas. Si se les pregunta a los analistas del consenso sobre las probabilidades de que un meteorito impacte en la tierra o que la inflación subyacente pase del 1,4% al 5% en un par de meses, todos dirán que son cero. Y sus probabilidades de acierto serán totales. En los mercados el filtro del sentido común debe ser siempre previo y tener prioridad sobre cualquier ratio.
Se estarán preguntando qué tiene todo esto que ver con Corea del Norte. La respuesta es sencilla: me preocupa que mi predicción de que esto es una negociación y la sangre no llegará al rio coincida plenamente con el consenso. Y que en este asunto el ratio del consenso es igual o casi igual a uno.
Me preocupa que mi predicción de que lo de Corea del Norte es una negociación y que la sangre no llegará al rio coincide plenamente con el consenso.
De momento no voy a cambiar de estrategia porque el filtro previo, el del sentido común, me dice que aquí la guerra no es una opción. Pero basta que esté yendo a favor del consenso para que vigile y les recomiende a Uds. vigilar con la máxima atención todo lo que ocurre en relación con este asunto. Sin descartar ninguna posibilidad.
Si percibiera síntomas de que la situación empieza a descontrolarse no dudaría en cubrir las carteras. Hoy en día, con el auge de los ETF, es bastante más sencillo que antes y se hace en minutos.