Y del largo, muy largo plazo, volvamos a la cruda realidad del corto donde, cual padre que señala la puerta de salida de la fiesta a sus hijos y amigos, parece como que la Reserva Federal da por finalizada la fiesta bursátil. Al menos temporalmente. Si los chavales se portan bien y sacan buenas notas en la asignatura de inflación, volverá a prestar el salón familiar para una fiesta más. Si no, si no hay moderación en los precios, se quedarán sin fiesta hasta que aprueben.
A mi la situación actual me recuerda a esas películas de universitarios norteamericanos que hacen fiestas en casa de sus padres. En este caso con Trump en el papel del alumno “juergas” que trata de prolongar la fiesta y, a ser posible, organizar otra – mientras que Powell, presidente de la “Fed”, hace de padre severo que marca límites a la chiquillada. Y a su líder.
No habrá más fiesta bursátil – lo que no significa que no haya rebote técnico – hasta que la Fed decida lo contrario. O piense que ha sido demasiado dura. Por resumir lo que les decía en números anteriores de estos “Cuadernos”, si cada vez que el bono americano con vencimiento a diez años se acerca al 3,50% el mercado se cae un 9%, sería tropezar no ya dos, sino tres veces en la misma piedra pensar que si vuelve a pasar no ocurrirá nada. Ya saben la definición de la estupidez que hizo Albert Einstein: “estupidez es repetir constantemente lo mismo y esperar resultados distintos”. Que el bono americano vuelva a tentar esos niveles de tipo de interés va a depender de cómo vean el mercado y la Reserva Federal la evolución de la inflación.
Tampoco se puede decir que la inflación se haya disparado. De hecho, la inflación subyacente, que es la más importante porque descarta los elementos más volátiles, esos que un día están muy arriba y otros muy abajo, ese dato de inflación está al mismo nivel que hace 13 años. Y al mismo que hace seis y al mismo que hace dos. En el 2%. No parece un entorno tan inflacionista (Más detalles en el capítulo “¿Y si la Fed se equivocara”?)
En cuanto a la inflación propiamente dicha, el IPC, es cierto que ha repuntado algo, pero nada fuera de lo normal. Es más: probablemente la reciente caída del precio del petróleo y la fortaleza del dólar – lo que se compra fuera de EE.UU. cada vez sale más barato – ayuden a que se modere. De momento, la subida de los tipos de interés se basa más en un temor que en una realidad: el temor a que el fuerte crecimiento de la economía norteamericana resulte inflacionista, temor que comparten la Reserva Federal y los mercados de bonos. La primera sube los tipos de corto plazo y el segundo los de medio y largo.
La Reserva Federal y el mercado de bonos han marcado un techo muy claro al recorrido alcista de la bolsa norteamericana.
Es probable que dentro unos meses resulte que se han equivocado pero, mientras tanto, acertadamente o no, la Reserva Federal y el mercado de bonos han marcado un techo muy claro al recorrido alcista de la bolsa norteamericana. Y como donde manda capitán no manda marinero, se lo han puesto indirectamente al resto de bolsas mundiales. En realidad a Europa tampoco le haría falta que le pusiera techo la Reserva Federal. Ya se lo pone ella sola. Ahora mismo se lo pone Italia, pero mañana será España, los populismos o vaya Ud. a saber qué.
Así que la respuesta a la pregunta que se estará haciendo el 90% de los suscriptores de este informe, es decir, qué va a hacer el mercado en los próximos dos o tres meses, mi respuesta es que rebotará y tratará de volver a niveles más altos, pero no hará grandes cosas hasta que la “Fed” de el visto bueno.
El rebote probablemente venga por un acuerdo entre China y Estados Unidos en temas comerciales. O por la percepción de que la Reserva Federal tomará una pausa en 2019. O ambas cosas. En cualquier caso, la expresión gráfica de esta situación sería la de ese tapón que pone un jugador de baloncesto, que serían el mercado de bonos, la propia Reserva Federal o ambos. Un buen escenario para un “trader” que compra y vende a corto plazo, pero un mal escenario para un inversor de medio plazo.
Ironías de los mercados: a mejor vaya la economía norteamericana, peor para la bolsa (por temor a nuevas subidas de tipos)
El panorama podría aclararse si las cifras de inflación fueran benignas o “aclararse”, pero para mal, si esas cifras son altas. E ironías de los mercados: a mejor vaya la economía norteamericana, peor para la bolsa (por el temor a nuevas subidas de los tipos de interés)