En informes anteriores expliqué por qué no soy partidario de tener renta fija en la cartera, exceptuando los bonos de alto rendimiento europeos y la parte baja de la escala de inversión, también en la eurozona.
En el último informe les dije en qué tipo de fondos de inversión invertía la parte conservadora y la liquidez en mi cartera, es decir en los fondos que sustituyen a los depósitos. Y en dicho informe les expliqué a qué fondos me refiero.
Tanto los bonos de alto rendimiento europeos como los fondos que sustituyen a los depósitos están cumpliendo perfectamente su función y no hay nada que añadir al respecto. Pero si quisiera detenerme un momento para examinar con ustedes este gráfico:
Caídas en el dato de inflación subyacente desde el año 1982

En el gráfico se refleja la evolución de las caídas que ocasionalmente se producen en el dato de inflación más importante, que no es el IPC, sino la inflación subyacente, la que excluye de su cálculo la siempre volátil y por lo tanto menos representativa evolución de los carburantes y los alimentos. Es, por lo tanto, el índice de inflación que representa la inflación estructural de una economía. Y en marzo tuvo una caída llamativa e inesperada.
Es llamativa porque es profunda. No había habido una parecida desde el año 1982. Todo el mercado, y me incluyo, daba por hecho que la economía norteamericana iba a entrar en un periodo moderadamente inflacionista, empezando por la Reserva Federal de los Estados Unidos, que se ha puesto rápidamente a subir los tipos de interés en prevención de una espiral inflacionista.
Pero ¿y si nos hemos equivocado todos? ¿Y si los cambios estructurales que suponen el comercio electrónico o la globalización impiden un repunte de la inflación? ¿O acaso empieza el precio del petróleo a reflejar la sobre-oferta pese a los intentos de la OPEP de manipularlo? Y, más llamativo todavía: ¿estará empezando a cotizarse el cada vez mayor desarrollo de las energías limpias?
Todo esto es importante porque muchos estábamos esperando a que el bono norteamericano ofreciera un tipo de interés atractivo para comprar. En las carteras hay que tener componentes de largo plazo, y para eso nada como, por ejemplo, un bono norteamericano vencimiento 10 años al 4% de cupón anual. Pero a lo mejor en la economía actual un 2,50 % es un buen tipo de interés a largo plazo.
De momento, toca esperar y ver. Puede ser un dato puntual. Pero me tomo muy en serio la serie de preguntas planteadas un poco más arriba.