¿Qué ocurre cuando los bueyes que tiran de un carro empiezan a tirar en direcciones distintas? Pues que el carro se rompe. Mientras el consenso de analistas se preocupa por la política del Banco Central Europeo y sus posibles consecuencias – o del Brexit – tenemos delante un foco de tensión potencial mucho más evidente y el consenso lo ignora.
No digo que la política del Banco Central Europeo en materia de estímulo monetario no acabe mal. Pero está por ver. Lo que desde luego de continuar así no puede acabar bien son los caminos divergentes que están tomando las dos Europas. Probablemente al final se imponga la cordura, se llegue a un compromiso en el término medio y al final no pase nada. Pero a día de hoy es evidente que la Europa del sur va en una dirección y la Europa del norte en otra.
Un gráfico vale más que mil palabras y el gráfico número 4 no puede ser más claro. Mientras que Alemania (línea rosa) y países de su entorno como Holanda (línea gris) reducen su nivel de deuda desde niveles que ya eran de por sí moderados, Grecia (línea azul) e Italia (línea roja) tienden a aumentarla desde niveles previos que ya eran de por sí preocupantes.
España (línea negra) parece haberse estabilizado, pero podría ser sólo de forma temporal. Si acaba gobernando una coalición PSOE – Podemos, lo más probable es que el siguiente escalón sea al alza. Francia, (línea naranja) se mantiene estable, lo cual es positivo, pero no sabemos cuánto tiempo podrá aguantar Macron la presión social, cuyas protestas tienen precisamente como origen medidas para reducir el déficit (subiendo impuestos, la solución mágica y contraproducente que prefieren los políticos europeos)
Grafico nº 4: ratio de Deuda vs Producto Interior Bruto en la Unión Europea.

Otra forma de darnos cuenta del riesgo que supone esta divergencia es ver como estábamos en el año 2000 (al inicio del gráfico número 4) y como estamos ahora. Alemania y sus países adláteres han vuelto a los niveles de endeudamiento que tenían entonces mientras el resto los ha aumentado. Las hormigas son cada vez más hormigas y las cigarras son cada vez más cigarras.
En la eurozona las hormigas son cada vez más hormigas y las cigarras cada vez más cigarras.
Para entender lo difícil que es volver a un nivel de déficit razonable piensen en cualquier negocio o familia. Es muy difícil reducir gastos. Y más aún aumentar ingresos. Requiere cambios estructurales de enorme importancia, que llevan tiempo y requieren de sacrificios que muchas veces los miembros de la familia o los empleados del negocio no están dispuestos a realizar. Pues lo mismo podemos decir de los ciudadanos de la Europa del Sur. Sólo grandes líderes políticos son capaces de liderar esos cambios y si algo está claro es que el sur de Europa – y Europa en general – carece de ellos.
Otra opción sería que el equilibrio se alcanzará mediante un incremento del gasto por parte de los países del norte, que generaría un incremento de la actividad económica en el sur y ayudaría a reducir el déficit por la vía de mayores ingresos fiscales. Pero si ya es difícil conseguir que los países del sur gasten menos, todavía más difícil es que los ciudadanos de los países del norte quieran aumentar su déficit.
Es perfectamente posible compartir una divisa en un territorio el que haya zonas mas ricas y zonas más pobres. Y que unas se endeuden más que las otras. Pero siempre dentro de unos límites. De momento la bajada de los tipos de interés, única en la historia de Europa, reduce el coste de esa deuda y alivia temporalmente el problema, así que por el momento pienso que no vamos a tener una crisis por este motivo. Pero también tengo claro que esa divergencia es un dato a vigilar porque, en el medio– largo plazo, no es sostenible. Es otro de los motivos por los que mantengo una fuerte posición en dólares en las carteras.