Recordarán que siempre insisto en que la primera regla del inversor es no enfrentarse a la Reserva Federal de los Estados Unidos. Pero va en ambas direcciones: no hay que comprar cuando se disponen a subir agresivamente los tipos de interés, pero tampoco hay que vender cuando se disponen a hacer lo contrario.
Ya ven que poco duró el pesimismo sobre la guerra comercial entre Estados Unidos y China. O la situación de tensión con Irán, un riesgo real y especialmente amenazante estando cerca unas elecciones en Norteamérica. Ha sido cambiar de discurso la Fed y han desaparecido todos los temores e inquietudes. Hasta el punto de que el SP 500, el principal índice de bolsa norteamericana está de nuevo en máximos históricos. De lo cual nos congratulamos, por cierto, porque en las carteras de estos “Cuadernos” hemos tenido siempre – y tenemos – una importante posición no solo en renta variable, sino también en renta variable norteamericana.
Ha sido cambiar de discurso la Fed y han desaparecido todos los temores e inquietudes del mercado. Y el SP 500 ha vuelto a máximos.
La segunda conclusión que podemos sacar de esta situación es que cada vez esta más cerca la posibilidad que he apuntado en muchas ocasiones de que, finalmente, el “impasse” en el que se encontraba el mercado se resuelva al alza. Hay dinero que necesita rentabilidad – vean por ejemplo la tabla nº 1 – pero nadie quiere entrar en renta variable a estos niveles con la Fed en contra. Pues bien: ya no lo está.
Hay 13 billones de dólares que no pagan a sus tenedores cupón alguno. Y una cifra similar que paga cero o “cero coma”. Si ahora la Reserva Federal se une al Banco Central Europeo en políticas que tienden a mantener esos tipos negativos, al menos una pequeña parte de esa enorme cantidad de dinero podría ir a la renta variable buscando algo de rentabilidad. Y actuaría como el combustible que necesita el mercado para superar definitivamente los máximos históricos – en el caso norteamericano – e intentar el asalto a dichos máximos en el caso de las bolsas europeas.
Gráfico nº 2: SP 500. Batir o no batir los máximos, esa es la cuestión.

Y, como vemos en el gráfico nº 2, la cuestión no es baladí. Estamos ante un triple techo que muestra la dificultad de superar esos niveles donde sólo una inyección de liquidez masiva permitiría romperlos y entrar en un nuevo recorrido alcista. No olviden que la gasolina que mueve los mercados es el volumen de dinero que está dispuesto a entrar en ellos. Pues tenemos todo ese “muro” de dinero a tipos cero o negativos, más el muy probable QE del banco central europeo y, lo más importante: el viento de la Fed a favor. No descarto recortes puntuales y que la ruptura de estos máximos cueste, pero con estos datos en la mano pienso que tarde o temprano se producirá el asalto.