A partir de ahora a los mercados les va a llegar menos “gasolina” en forma de liquidez que inyectan los bancos centrales. Afortunadamente a la renta variable le va a llegar otro tipo de gasolina: parte del dinero que saldrá de la renta fija y que se dirigirá seguramente al sector inmobiliario y, en menor medida, a las bolsas. Al que habrá que añadir el que saldrá de los depósitos una vez disminuya el nivel de miedo que ha supuesto sumar la pandemia a la crisis económica de la década anterior.
El dinero tiene que tener rentabilidad, aunque sea poca. Pero a partir de ahora, y salvo que se materialice el escenario número 5 del primer capítulo de este “Cuaderno”, los bancos centrales van a dejar de comprar bonos y con ellos se irá el mayor comprador de bonos del mundo. Tanto es así que, como podemos ver por ejemplo en el gráfico n.º 2, en el caso del BCE es casi el único comprador de bonos italianos y españoles (y el mayor comprador de bonos europeos en general).
Gráfico n.º 2: El BCE es casi el único comprador de bonos españoles e italianos

En el gráfico vemos que el BCE compra a través del Banco de España o el de Italia, representados en azul. El resto de colores serían bancos en general, empresas, familias , etc.
Como puede verse, hace tiempo que el azul no es ya que predomine: es que es el único color. No es extraño por lo tanto que el BCE no sepa muy bien cómo iniciar el “tapering” (reducción de compras): a poco que deje de comprar, el impacto en el precio de los bonos será muy fuerte. Y no parece que haya mucha gente dispuesta a sustituirle comprando bonos con rentabilidad real negativa o “cero coma”, como ya anticipamos en estos cuadernos.
Con la Fed ocurre algo parecido, aunque no tan exagerado. Compran aproximadamente el 60 % de los bonos soberanos y municipales norteamericanos que salen al mercado, es decir, una cantidad inmensa. Imaginen cuando se retiren del todo, que será a mediados del año que viene.
En este proceso irá saliendo dinero a mansalva de fondos de renta fija y planes de pensiones de renta fija, huyendo de su rentabilidad negativa. Una parte irá a fondos mixtos o directamente a fondos de renta variable. Es la forma en la que entrará nueva “gasolina” en las bolsas.
El dinero también irá saliendo de los depósitos, pero será poco el que vaya a las bolsas, porque, al menos en Europa, se trata de dinero muy conservador. Pero no será la primera vez que, viendo las rentabilidades bursátiles —y en los 10 últimos años están siendo espectaculares— muchos inversores se animen a poner “un poco” de dinero en renta variable. Y muchos “pocos” hacen mucho.