Aquí se cumplirá de nuevo la regla de que los mercados anticipan eventos futuros. El día que la señora Lagarde anuncie en una conferencia de prensa que va a reducir sus compras de bonos, ya lo sabrá todo el mundo. La clave estará en haber actuado antes de que se produzca el anuncio. Y la forma de hacerlo es detectar el globo sonda.
Que el o los globos sonda afecten especialmente a la renta fija no significa que no afecten a la renta variable. La diferencia estará, en nuestra opinión, en que en el caso de la renta fija generarán un cambio de tendencia, mientras que en el caso de la renta variable producirán sólo una corrección. Al menos mientras lo que se anuncie sea solo que se detiene o se reduce la compra de bonos, no que se drene liquidez, que esa ya será otra historia.
Hay una forma menos intuitiva y más científica de prever cuál será el momento en el que los bancos centrales reducirán sus compras de bonos. Consiste en seguir los indicadores económicos. Pero no cualquier indicador, sino los indicadores adelantados. Cuando el PIB de las economías avanzadas haya vuelto a donde estaba antes de la pandemia ya será tarde. Por eso en nuestra cuenta de Twitter
—@NextepFinance— y en la mía personal —@AlvargonzalezV— solemos publicarlos y comentarlos. Porque hay que estar muy atento a lo que digan los indicadores adelantados para adelantarnos a un posible cambio de estrategia de los bancos centrales.
- Y, por supuesto, la rotación
La otra clave para 2021 se llama rotación, asunto que ya ha empezado a dar sus frutos pero sobre el que no insistiremos porque hemos hablado largo y tendido en informes anteriores, concretamente en el n.º 44 (octubre) —el capítulo del “efecto espejo”— y el 41 (julio) —capítulo de “la liebre y la tortuga”—. Están a disposición de los clientes de Nextep y los suscriptores de estos cuadernos en la hemeroteca de la web victoralvargonzalez.com.
Para quien quiera ahorrarse tener que consultarlos, podemos resumir la cuestión en que el paso de una economía en confinamiento a una economía normalizada genera una rotación equivalente en las bolsas.
En algunos casos los últimos pasarán a ser los primeros, ya sean sectores o países, pero hay últimos que se quedarán donde estaban, porque realmente sus problemas no desaparecen porque desaparezca el virus. Y muchos “primeros” seguirán siéndolo, porque la revolución digital sigue su curso y muchas empresas digitales siguen creciendo, ya que le siguen quitando cuota de mercado a las empresas clásicas que no se adaptan al nuevo entorno y van dejando de ser competitivas.
- Los riesgos
Luego están las claves que podríamos llamar negativas o riesgos para el mercado. Detectarlas es igual de importante para la rentabilidad final. Y en estas hay que distinguir lo que puede generar simples correcciones de lo que puede estropear definitivamente la evolución de las bolsas.
Como riesgos citaríamos, en primer lugar, un recrudecimiento del conflicto comercial entre Estados Unidos y China o entre Estados Unidos y Europa. Por algún motivo se piensa que con la llegada de Joe Biden a la presidencia todo va a ser paz y amor. Nosotros pensamos que esa es una visión equivocada. La confrontación entre China y Estados Unidos va a durar muchísimos años y va a tener momentos muy duros, sea quien sea el presidente. Así que también será misión de asesores y gestores valorar cuándo estamos ante un incremento de la tensión que genere una corrección o un incremento de la tensión que genere algo peor. Y lo mismo ocurre con Europa, aunque en principio la tensión entre Europa y Estados Unidos debería tener más fácil solución que con China, y ser por lo tanto más motivo de corrección que de cambio de tendencia en las bolsas.
Tampoco va a desaparecer con el virus la guerra soterrada entre Irán y Arabia Saudita, donde, para evitar una guerra abierta, pelean en otros países de Oriente Medio. Ese enfrentamiento va a continuar, seguirá dando titulares y, ocasionalmente, subidas del precio del petróleo. Esto último además les conviene a ambos.
Tampoco podemos olvidarnos del virus. No tanto porque no se consiga llegar a una situación en la que sea un virus más y para el que encima hay una vacuna, sino porque pudiera mutar de manera que complique el proceso de vacunación o porque pudiera aparecer uno nuevo. Esto último parece improbable, teniendo en cuenta que las epidemias anteriores fueron en 2003, en 1968 (ambas centradas en Asia) y en 1918, así que parece que hay cierta distancia temporal entre unas y otras.
Curiosamente, el riesgo que más preocupa a los analistas es que entremos en una recesión larga como consecuencia de esta crisis. Ya dimos nuestra opinión al respecto en el número de los cuadernos del mes de abril, donde analizamos lo qué había ocurrido en otras ocasiones al finalizar guerras y pandemias. Y dijimos que no vemos a la gente confinándose voluntariamente, sino más bien al contrario, saliendo a vivir, y por lo tanto a consumir, tan pronto pierdan el miedo. Por no hablar del impacto que puede tener en el consumo y la inversión la enorme cantidad de liquidez que se ha inyectado en el sistema.
Otra cuestión será quién pague la deuda generada, pero ese será un problema de generaciones venideras —y un problema moral para nosotros si les dejamos esa carga a nuestros hijos—, pero no es un problema para el crecimiento o sobre los mercados en 2021, considerando, además, que la deuda que se ha emitido no solo es a muy largo plazo, sino que además no paga intereses.
- Cómo utilizar estas claves en una cartera de fondos
En primer lugar, el asesor o gestor de la cartera tendrá que tener una idea muy clara y un mapa de ruta muy definido sobre la actuación de los bancos centrales. Y saber detectar el primer aviso del cambio, el mencionado “globo sonda”.
También hay que tener claro si se piensa que van a actuar todos los bancos centrales de forma coordinada o cada uno por su lado. Y si el globo sonda lo lanza solo uno de ellos, cómo afecta al resto.
Una vez se tenga clara esta idea hay que saber cómo se va a reaccionar ante el primer aviso. No solo habrá que modificar la estructura de la renta fija en cartera. Es posible que también haya que hacerlo en la parte de renta variable. Pero en este último caso tampoco habrá que sobre reaccionar porque una mejora de la economía no es mala para la renta variable, simplemente habrá que amortiguar el primer impacto de un posible cambio de actitud por parte de los bancos centrales
Asimismo podría ocurrir que los bancos centrales no fueran tan sutiles en sus mensajes o simplemente que el mercado se adelantara y que todo esto que les estamos planteando como un proceso gradual lo fuera menos. En ese caso es muy importante estar preparado para ello Y tener claro cómo podemos cubrir las carteras de una forma rápida y eficaz.
En lo que a nosotros respecta pensamos que en la renta fija hay que tener ya una estructura de cartera preparada para un posible primer impacto, es decir, para el efecto que podría tener el primer globo sonda o la primera reacción del mercado ante, por ejemplo, una buena noticia económica que haga pensar a los inversores que las compras de bonos de los bancos centrales tienen fecha de caducidad.
Porque, cuando llegue el primer globo sonda, probablemente el impacto se produzca en minutos, no a lo largo de varios días, y por lo tanto será muy difícil modificar la estructura de la cartera de renta fija sin asumir pérdidas.
Respecto a la renta variable, la hoja de ruta debe incluir dos posibilidades: que baste con pasar de fondos que invierten en valores más cíclicos a fondos que invierten en valores más defensivos o que sea necesario cubrir rápidamente la posición ante la eventualidad de una corrección de mayor magnitud. Los fondos defensivos aguantan mejor una corrección, pero caen, los fondos de cobertura suben cuando cae la bolsa.
En esta cuestión toman especial importancia los ETFs, mucho más sencillos de utilizar que los productos derivados pero igual de efectivos a la hora de amortiguar en minutos el impacto de una corrección bursátil. Para nosotros tan importante como tener clara la hoja de ruta y los posibles escenarios es tener claro cómo vamos a recomendar cubrir las carteras a los clientes de
Nextep en la eventualidad de una corrección brusca en las bolsas.
La ventaja de los ETF es que, igual que son rápidos de incorporar a la cartera, lo son para retirarlos, pues en principio pensamos que un cambio de política monetaria afectará de forma tendencial en la renta fija, pero en el caso de las acciones se tratará de una corrección.
Y en todo esto habrá que tener en cuenta la rotación que a su vez se producirá en la renta variable a lo largo de todo el año, según se vaya modificando el escenario de inversión.
Parece muy complicado, pero no lo es tanto si se tiene claro en cada momento cuál tiene que ser la actuación ante eventos que además no nos pillen por sorpresa. En otras palabras, puede ser un proceso muy rentable si vas por delante del mercado y las novedades y cambios no te pillan desprevenido, pero muy complicado si vas por detrás y de sorpresa en sorpresa. Pensamos que esto último resume bastante cómo nos estamos preparando en Nextep de cara al año entrante.
Otra cuestión importante va a ser el tipo de pincel y paleta de colores con el que vamos a trabajar. El año 2020 ha sido un año de brocha gorda. La clave ha estado en estar o no estar en renta variable, estar o no en renta fija, acertar en las zonas geográficas y en algunas apuestas sectoriales de gran tamaño.
Nuestras carteras han funcionado muy bien precisamente por esos grandes trazos. Por el peso importante que otorgamos a la renta variable, que incrementamos aprovechando la caída, por darle un peso importante a países con liderazgo digital y por lo tanto con sectores que se benefician de la economía del confinamiento, por sobre ponderar la tecnología o evitar países que se han quedado muy retrasados en la revolución digital y cuya economía además depende mucho de modelos de negocio que requieren contacto social, como es el caso de España. Y luego, en la última parte del año, empezar a dar más peso a determinadas zonas geográficas y sectores ante la posibilidad de una normalización y a determinados sectores que se beneficiarán de la misma.
En 2021 habrá que utilizar un pincel más fino y una paleta de colores más amplia. Habrá que afinar por países, habrá que afinar por sectores y, cuestión muy novedosa, habrá que afinar por gestores. Porque muy mal tendrían que hacerlo para que en un año de cambios y rotación no haya alguno que no lo aproveche para batir a sus índices de referencia.
Verifique que su asesor o gestor tiene una hoja de ruta clara en relación con todo lo anterior. Y que sea consciente de la importancia del timing. Ninguna de las cuestiones mencionadas anteriormente sirve de nada si se actúa cuando ya están en marcha, sea cambios en la política monetaria o rotación en la renta variable. Verifique también que trabaja con la plataforma con una paleta de colores suficientemente amplia, es decir, con acceso a muchos fondos de muchas marcas. Y capacidad de análisis y selección de fondos. Tenga también todo esto en cuenta si autogestiona su cartera.