Dicen que en los negocios la desgracia de unos es el beneficio de otros. Personalmente prefiero el “win-win”, como dicen los norteamericanos, ese negocio en el que todos salen ganando. Y creo que es tan habitual y factible como el otro.
El mundo después del coronavirus será muy diferente económicamente hablando. Perjudicará mucho a algunos y beneficiará también mucho a otros. Al menos en el corto y medio plazo. No será un “win-win”.
He escrito en varios artículos (1) lo ridículo que resultaba que en plena crisis del coronavirus valores como Amazon o Netflix llegarán a caer más del 20 %. Y no solo porque era obvio que en el corto plazo se verían enormemente beneficiados por el confinamiento y el distanciamiento social, sino porque muchas personas que no conocen esos servicios, especialmente gente mayor menos habituada o interesada en utilizarlos, entrarían en contacto con ellos y probablemente a partir de ahí los usen con regularidad. Seguiremos prefiriendo ir de tiendas por el centro de la ciudad para comprar ropa o ir un restaurante (cuando se puede ir a restaurantes), pero el que no se hubiera dado cuenta antes, ahora se habrá percatado que para comprar una alargador, una fregona o leche en brik no merece la pena trasladarse, aparcar y cargar.
En términos generales yo creo que se pueden dividir los beneficiarios económicos de esta crisis entre los que lo serán para mucho tiempo y los que lo serán solo a corto plazo.
Sería un error pensar que esto va a ser siempre así y que nadie va a salir a restaurantes o irse de vacaciones a hoteles. De hecho, estableceríamos tres tipos de compras en bolsa:
- Valores – sobre todo tecnológicos – que se benefician del cambio de hábitos a corto – medio plazo (hasta que exista una vacuna eficaz contra el virus y esté disponible en las farmacias).
- Empresas que se beneficiarán de un auténtico cambio estructural en los hábitos de compra de la sociedad.
- Las empresas que durante cierto tiempo se verán afectadas por la distancia social pero que acabarán volviendo a la normalidad (cuyos precios están ahora por los suelos).
Cada una de estas categorías tendrá un timing específico de compra.
El horizonte de oportunidades que se abre en el sector tecnológico es muy grande. Aparte de los ya conocidos, pensemos, por ejemplo, en la robótica. Las fábricas y almacenes tendrán que ser lugares donde los trabajadores se mantengan a dos o tres metros de distancia y eso lleva en muchos casos a la necesidad de robotizarlas o cerrarlas.
Lo mismo puede decirse del software, de la inteligencia artificial o de los servicios informáticos. En las oficinas tendrá que haber menos gente y tendrá que estar a más distancia. Habrá mucho teletrabajo y también habrá mucha inteligencia artificial en aquellos trabajos en los que se pueda prescindir de las personas.
Otro beneficiario será el sector salud. Aunque no es descartable, muy incompetentes tendrán que ser nuestros políticos si no toman medidas ante la posibilidad de que se vuelva a producir una situación como esta. Y los ciudadanos. Si la salud era ya un tema importante, probablemente a partir de ahora lo sea todavía más.
En el caso de los negocios, sectores y países directamente perjudicados por esta nueva situación es más complicado elegir cuáles se pueden comprar ya. Y a qué precio. ¿Cuál será el momento de entrar en una cadena de hoteles o en un fondo de inversión del sector ocio? ¿Cómo le afecta a determinada marca la distancia social? ¿Cuándo dejará de ser España una de las economías más afectadas por esta crisis? La lista de temas a considerar puede ser muy amplia.
Lo que está claro es que utilizando fondos de inversión una vez elegimos el tipo de activo, sector o país adecuados, el propio fondo ya se ocupa de diversificar la inversión. Porque el riesgo está en apostar por unos cuantos valores y equivocarse en precio, en timing o en ambas cosas. Si damos con un gestor competente, mejor, pero en este sentido no debemos hacernos ilusiones porque la capacidad de los gestores de fondos para batir a los índices es cada día más dudosa. Lo importante es acertar en el sector y en el país, pero en el departamento de análisis de Nextep también vigilamos a los gestores activos, a ver si hay alguno que sea capaz de aportar buenas ideas en este sentido.