Otro foco potencial de problemas para el mercado bursátil y fuente de una posible corrección lo encontramos en la Reserva Federal. Y este es un riesgo serio a vigilar muy de cerca.
Los tipos de interés son a la economía como los pedales de acelerador y freno a un coche. Si se acelera demasiado, el coche se puede estrellar. Si se pasa uno de frenada, el vehículo se puede parar.
Los tipos de interés son a la economía como los pedales de acelerador y freno a un coche. Si se acelera demasiado, el coche se puede estrellar. Si se pasa uno de frenada, el vehículo se puede parar.
Llevado el símil a los tipos de interés podemos decir que la política de estímulo monetario – bajada de tipos de interés – sería el acelerador y una política de restricción monetaria el freno. Un buen equipo de gobierno en la Fed sería el equivalente a un buen conductor que sabe ir a la velocidad adecuada en cada recorrido. Y hago hincapié en lo de “equipo” porque las decisiones de la Fed se toman por consenso. El presidente – ahora presidenta – tiene un peso especial, sí, pero es sobre todo el portavoz. Eso de “Yellen decide que …” o “Draghi va a hacer tal …” queda bien en los titulares de los medios de comunicación, pero no representa la realidad. Habría que decir “la Reserva Federal” o “el BCE” en lugar de usar nombres propios.
En la actualidad el peligro está más relacionado con pasarse de frenada. Ha sido tal la presión mediática – vaya Ud. a saber porqué ahora a los medios y a la gente mediática les interesa tanto la ortodoxia monetaria – , y la de los propio economistas ortodoxos, para que la Reserva Federal de los EE.UU. se haya puesto a subir los tipos de interés mucho y cuanto antes. El problema es que tanto los que presionan como la propia fed podrían estar pasando por alto un hecho importante: la economía esta inmersa en una auténtica revolución industrial – la revolución digital – y este proceso parece tener más tendencia a una baja inflación que a una inflación “normal”
El problema es que tanto los que presionan, como la propia “fed”, podrían estar pasando por alto un hecho importante: la economía esta inmersa en una auténtica revolución industrial. Y no parece inflacionista.
En el epígrafe de este informe titulado “Esta inflación no es mi inflación” explico con detalle como el cambio digital afecta a los precios. Y por el momento parece que es a la baja. Pero, además coincide con un cambio en el consumo energético que tiende a mantener bajo control – o incluso a que desciendan – los precios del petróleo.
Otro dato que no parece mirar la Fed es el precio de las materias primas, que están muy débiles y son un componente importante en el precios de los productos.
El mercado de bonos parece que coincide con esta visión de que las medidas de la Fed no sólo están funcionando, reduciendo las expectativas de inflación futura, sino que probablemente están funcionando demasiado. En el gráfico que aparece a continuación vemos como, en la misma medida que suben los tipos a corto como consecuencia de la acción de la Reserva Federal, bajan los tipos a largo por la expectativa del mercado de que si la “fed” se pasa de frenada, la inflación será más baja en el futuro de lo que lo es que ahora.
Gráfico: efecto de la subida de tipos sobre el diferencial entre los tipos de interés a dos y diez años.

Esto se ve de forma todavía más clara si miramos a más largo plazo, comparando el bono a dos años con el bono a treinta años. El diferencial entre ambos está a niveles de 2008, un periodo de recesión o bajo crecimiento económico caracterizado por un muy bajo nivel de inflación:
Gráfico: diferencial entre el bono norteamericano con vencimiento a treinta y a dos años. Desde el año 2008

La conclusión es que las expectativas de inflación futura, a diez y a treinta años, siguen cayendo, como muestra el correspondiente ratio (calculado sobre el bono a diez años):
Gráfico: las expectativas de inflación a diez años en EE.UU.

Este dato, que se obtiene calculando la diferencia entre el tipo de interés nominal de un bono y el tipo de un bono de similar vencimiento indiciado a la inflación, muestra la media del nivel de inflación que los inversores esperan en los próximos diez años.
Como consecuencia de la acción de la Fed, el dato ha estado bajando de forma consistente y está a niveles de Octubre del año pasado. Y aunque puede haber crecimiento importante acompañado de baja inflación – es el mejor escenario posible para una economía – el mercado de renta variable podría pensar que, basándonos en la experiencia histórica, es más probable que baja inflación vaya acompañada de bajo crecimiento, lo que no “casa” con las expectativas de crecimiento actuales de las bolsas. Y en ese contraste entre las expectativas y la realidad es cuando podría presentarse un problema si no coinciden, en este caso como consecuencia de una acción excesivamente restrictiva de la Fed.
Además, si la fed continúa subiendo tipos al ritmo actual, la curva de tipos podría aplanarse hasta el punto de que no haya gran diferencia entre la remuneración del dinero prestado a corto plazo y el prestado a largo. Que la curva se aplane ligeramente como consecuencia de la acción previsora de la Fed es normal y es positivo, pero si se aplana en exceso estaríamos ante una anomalía financiera, porque las garantías de cobrar un préstamo serían las mismas a treinta años vista que a dos. Piensen por ejemplo en la calidad crediticia de un deudor o su capacidad de pago: puede cambiar drásticamente en treinta años, mientras que, en situaciones normales, es difícil que cambie en dos. La curva de debe tener pendiente positiva. Más o menos positiva, pero positiva.
Piensen en la calidad crediticia de un deudor o en su capacidad de pago: puede cambiar drásticamente en treinta años, mientras que, en situaciones normales, es difícil que cambie en dos. Una curva normal de debe tener pendiente positiva.
Así que, o se equivoca el mercado y la Fed hace bien en escuchar a los de la represión financiera y seguir subiendo tipos, o se equivoca la Fed y no hay porque subirlos al ritmo actual.
Esto es vital para las bolsas. Si la Fed se pasa de frenada se detendrá la tendencia alcista, mientras que si está en lo correcto en su previsión de inflación puede afectar, pero no demasiado, y podría mantenerse la tendencia alcista actual.
El efecto sobre las bolsas de un exceso de frenada es fácil de entender. Si se pisa demasiado el freno se frena el crecimiento de la economía. Pueden imaginarse lo peligroso que puede ser esto justo cuando las bolsas están subiendo en anticipación de un posible mayor crecimiento económico como consecuencia de la política económica que propone la administración Trump. Sería como echar un jarro de agua fría sobre las esperanzas de los agentes económicos en base a un riesgo inflacionista que luego se demuestre exagerado.
El efecto sobre las bolsas de un exceso de frenada es fácil de entender: se frenan las expectativas de crecimiento de la economía. Sería como echar un jarro de agua fría sobre las esperanzas que se han despertado entre los agentes económicos.
Otro aspecto preocupante son los comentarios que realiza la Reserva Federal sobre el precio de los activos. En otras palabras: parece preocuparle el nivel alcanzado por las cotizaciones bursátiles. Personalmente creo que influir en la evolución de los mercados no debería de ser una cuestión prioritaria para un organismo cuya misión principal es controlar el nivel de inflación, mantener el empleo y el crecimiento económico. Entiendo que deben vigilar la creación de burbujas, pero eso es una cuestión mucho más peligrosa – por subjetiva – que la inflación, el paro o el crecimiento.
A la “Fed” parece preocuparle el nivel alcanzado por las cotizaciones bursátiles. Pero intervenir para que suba o baje la bolsa no forma parte de su mandato.
¿Está caro Amazon, cuando resulta que se va a hacer con el negocio de la mayoría de sus competidores “analógicos”? (en contraposición a “digitales”) ¿No serán la “victimas” de Amazon las que están “caras” en un escenario en el que tienen mucho que perder?. No creo que sean preguntas fáciles de responder para nadie y tampoco para la Reserva Federal de los EE.UU. Precisamente los mercados se crearon para establecer las valoraciones. Pero si la “fed”, con su poderío, decide que Amazon, Google o Apple están caros, tarde o temprano corregirán sus precios. Así que hay que vigilar ese tipo de comentarios.
Por el lado positivo, si los comentarios y acciones de la “fed “se limitan a enfriar los ímpetus alcistas del mercado sin dañarlo sería muy positivo, porque a más gradual sea una subida y con más espacios para la salida y entrada de inversores, más sana y duradera será la tendencia alcista.
De momento la mejor opción es esperar y ver. Si la inflación sigue bajando y aún así la fed sigue subiendo tipos y, sobre todo, si los datos de la economía no son tan espectaculares como para justificar dichas subidas, entonces podríamos tener un problema, porque alguien podría pensar algo como tipo “así no hay crecimiento que valga, así que apaga y vámonos”. Y ya se sabe como son los mercados: esas ideas prenden como la pólvora. Si hubiera riesgo de entrar en ese escenario habría que replantearse la exposición a renta variable norteamericana.
En caso contrario, si la fed actúa con mesura, el mercado asumiría razonablemente bien la contracción monetaria y no sería necesario modificar la estrategia general, solo asumir la posibilidad de una parada o una corrección temporal.
Si la fed sigue hablando de lo caras que están las acciones y vemos que esos comentarios empiezan a hacer efecto en el mercado, entonces probablemente estemos más cerca de esa corrección. O algo peor.
En definitiva: el inversor o su asesor deben escuchar los comentarios y leer las actas de la Fed, porque una cosa está clara: no se puede ir contra ella.