Para la mayoría de los inversores un mercado bajista ha sido siempre sinónimo de malestar y frustración. En el mejor de los casos, el inversor más hábil o mejor asesorado se limitaba a perder menos que la media. O simplemente a ganar poco. A nadie se le pasaba por la cabeza que un año bajista podría ser un gran año. Solo algunos iniciados utilizaban complejos – y en ocasiones arriesgados – instrumentos derivados.
Los inversores de mayor patrimonio tampoco se salvaban de la quema, porque sus asesores de banca privada siempre han sido – y siguen siendo – reacios a apostar contra el mercado. La gran mayoría de gestores y analistas se siente mucho más a gusto comprando que vendiendo, apostando al alza antes que a la baja. Pero, si bien es cierto que a largo plazo las bolsas suelen ser alcistas, entre medias tienen periodos laterales y bajistas muy largos en los que la única forma de ganar es tener la capacidad de invertir también a la baja.
Esta tendencia de “solo al alza” no va a cambiar, porque el motivo principal por el que “asesores” y banqueros privados no suelen recomendar salirse del mercado o tomar una posición bajista es que bancos, sociedades de valores y EAFIs (Empresas de Asesoramiento Financiero) no son independientes, esto es, viven de la retrocesión de comisiones. Si llevan a sus clientes a una posición muy defensiva o bajista sus ingresos se ven afectados, porque da mucha más comisión un fondo de renta variable que uno de renta fija o un ETF. Les puedo asegurar que yo he vivido personalmente la situación de recomendar a un comité de inversiones salir de la renta variable y pasar a renta fija y, pese a lo obviamente peligrosa que era la situación en el mercado, no se hizo nada por temor a la caída de ingresos. Y no les hablo de una sola vez. Y se que tampoco me ha ocurrido sólo a mí.
El motivo principal por el que bancos, sociedades de valores y EAFIs no suelen recomendar salirse del mercado es porque viven de la retrocesión de comisiones.
Por otra parte, tampoco es solución seguir las recomendaciones de los agoreros profesionales que anuncian constantemente la caída del mercado, apelando al miedo con términos apocalípticos tipo “burbuja”, “trampa”, etc. Aunque parezca mentira, la realidad es que muchos ni invierten ni gestionan, ni por si mismos ni para terceros. O es para ellos una actividad residual. Su actividad principal suele ser la venta de libros y las conferencias, que promocionan mediante la participación en tertulias y redes sociales. Y los pocos que invierten jamás se ponen “cortos” (apostar porque el mercado bajará), que sería lo consecuente. Invertir o asesorarse con ellos no es garantía de cobertura o de posición corta y puede resultar frustrante.
Tomadas estas precauciones, la buena noticia es que finalmente parece que los avances tecnológicos y las ideas disruptivas que benefician actualmente a todo tipo de consumidores en todos los sectores van llegando al sector financiero. Ahora tenemos un producto, el ETF (“Exchange Traded Fund” o “fondo cotizado”) que, además de muchas otras ventajas, como su bajísimo precio, cuenta con una amplia oferta de producto para quienes quieran apostar contra el mercado o simplemente cubrir su cartera cuando empiezan los vaivenes y aumenta la volatilidad.
El ETF es como un fondo de inversión que, en lugar de realizar una gestión activa, se limita a replicar un índice, un sector o simplemente reúne un grupo de valores en una “cesta” de inversiones, valores que también pueden ser productos derivados que apuestan por la caída de un mercado en concreto. Otra ventaja que tienen es que se compran o se venden en bolsa en cualquier momento, como una acción . De ahí el apellido de “cotizado”: no es necesario esperar al día siguiente. Y en la mayoría de los casos su fiscalidad es equiparable a la de los fondos de inversión.
Con ETFs ganar dinero en un mercado bajista es tan sencillo como hacerlo con fondos de inversión en un mercado alcista. Más sencillo, de hecho. Se compra un producto que es exactamente igual que un fondo, solo que en lugar de llamarse SP 500 “lo que sea fund” se llama SP 500 “inverso” ETF – o algo así – y lo que hará es bajar en más o menos la misma medida que lo haga el índice SP 500 cuando pierda valor. Luego se puede uno complicar la vida todo lo que quiera – con un producto apalancado, con un ETF que apuesta contra un determinado sector , etc.-, pero de eso lo dejamos para otra ocasión.
Precauciones
Vaya por delante que ahora mismo veo más probable una corrección en las bolsas que un periodo prolongado a la baja (el motivo lo he explicado en informes anteriores, especialmente en el de Diciembre, que pueden solicitar en info@victoralvargonzalez.com) Lo que quiero decir es que, de momento y mirando a medio plazo, pienso más en los ETF como instrumento de cobertura que como apuesta por un largo periodo bajista.
¿Qué significa esto? Pues que el uso es diferente que cuando sea para una tendencia bajista de largo plazo. Piensen en un coche deportivo, que tiene una amortiguación muy dura y muy baja para que se agarre bien a la carretera. Supongamos que entramos con ese deportivo en una carretera comarcal llena de baches. No querremos cambiar de coche, querremos cambiar la amortiguación. Pues eso es lo que hacemos cuando añadimos a nuestra cartera de fondos de renta variable un ETF inverso. Como el ETF inverso sube cuando bajan los demás, amortigua la perdida de valor del total de renta variable en cartera.
Y lo bueno es que lo ponemos o lo quitamos en minutos. Como si dando a un botón del salpicadero del coche cambiáramos la amortiguación al entrar o salir de la carretera comarcal con nuestro deportivo.
Por el contrario, si lo que queremos es invertir a largo plazo a la baja, porque consideramos que el mercado va a estar bajando durante un largo periodo de tiempo, en ese caso sería más como cambiar temporalmente de coche. Tendremos una cartera formada por fondos monetarios, de renta fija y ETFs inversos. La combinación perfecta para una bolsa bajista.
Cuestión importante a considerar son las comisiones. La banca, las EAFIs y las sociedades y agencias de valores prefieren las retrocesiones de comisiones de los fondos al corretaje de los ETF, porque este solo se produce dos veces: en la compra y en la venta. La comisión de gestión de los fondos tradicionales es mayor, anual y recurrente. Así que, para evitar el auge de los ETF, se intentó que no tuvieran las mismas ventajas fiscales que los fondos de inversión, pero eso ha sido indefendible. Luego pusieron pegas informáticas, que es algo muy socorrido, pero ya hay entidades que tratan la cuestión de los traspasos igual que si fueran fondos. Cuando ya no quedan excusas, nada como una buena comisión. Y eso es lo que hacen actualmente las entidades poco competitivas: aplicarte una comisión de compraventa totalmente abusiva.
Por ejemplo, ahora mismo la plataforma más competitiva puede cargar entre cinco y quince euros por operación – la tarifa más el canon de bolsa -. Depende del importe. En la misma operación la entidad menos competitiva te puede cargar cien euros. Tal y como se lo cuento. Cien euros frente a quince o veinte.
Otras casas te exigen tener con ellos más de equis millones de euros en cartera, cuando resulta que el ETF es un producto para todo tipo de inversores, muy popular de hecho fuera de España entre los pequeños y medianos, además de los grandes inversores, por supuesto. Así que antes de operar con ETFs no deje de preguntar por las comisiones y corretajes de compraventa.
Antes de operar con ETFs no deje de preguntar por las comisiones.
Ahora es cuando hay tiempo de localizar con calma el proveedor de ETFs que más convenga, para que el día que cambie la dirección del mercado estar preparado. Incluso ir practicando con productos alcistas y así ya saber operar con estos productos financieros cuando sea no ya una opción, sino una auténtica necesidad.