Hace muchos años dije que el principal beneficiario de los tipos negativos serían los bonos y, en consecuencia, los fondos de renta fija, que invierten en ellos, puesto que según caen los tipos de interés sube el precio de los bonos (1). Y así ha sido.
Posteriormente dije que “entraba” en juego también la renta variable. La comparación de la rentabilidad por cupón de los bonos con el dividendo de las acciones beneficia a estas últimas. Sobre todo cuando dejen de caer los tipos de interés y dejen de generarse plusvalías en bonos y fondos de renta fija. En esa fase creo que es en la que hemos entrado ahora en las bolsas de la Eurozona. Si la media de rentabilidad por dividendo del Eurostoxx es del 3,50 %, es evidente que al menos una pequeña parte de esa enorme cantidad de dinero que está sentada sobre un cupón negativo o cero acabará en renta variable cuando se detenga o modere la bajada de los tipos de interés en el mercado.
Pero hasta ahora descartaba el oro como posible beneficiario de este proceso. Me basaba en el hecho de que el mejor aliado del oro es la inflación. Y si están cayendo los tipos de interés es precisamente porque cada vez son más bajas las expectativas de inflación.
Hasta ahora descartaba el oro porque su aliado es la inflación. Pero el volumen de los tipos negativos generará incertidumbre y la incertidumbre es aliada del oro.
Pero no hay que olvidar que el oro tiene otros dos aliados: la incertidumbre y el miedo. La incertidumbre “per se” no tiene porque beneficiar al oro, puesto que es algo inherente a los mercados, al menos cierto grado de incertidumbre. Le beneficia cuando hay mucha incertidumbre. El miedo siempre beneficia al oro. Y hablo de miedo en serio, no del natural temor a lo que hagan los mercados.
Hasta ahora se trataba de aprovechar dos tendencias: primero la renta fija europea, luego la renta variable. No intervenían ni la incertidumbre ni el miedo, los aliados del oro. Pero llegados a este punto, cuando un país como España pronto cobrará por prestar en casi todos los tramos de su deuda pública, uno se plantea si habría que empezar a plantearse la tercera fase o al menos preparar la tercera, que será la de la cobertura.
Como pueden ver en el gráfico número 1 estamos ya en 13 billones españoles (“trillions” en terminología anglosajona) de bonos con cupón negativo en el mundo. Y subiendo. Vale que Suiza o Japón no paguen por endeudarse o incluso, en el caso de Suiza, que le paguen por la seguridad de tener ahí el dinero, pero ¿a España?
Gráfico nº 1: en el mundo hay ya trece billones de dólares en bonos con tipo de interés negativo

Evidentemente podría no pasar nada. Miren lo que ha ocurrido en Japón: hace tiempo que los tipos de interés cayeron a niveles en los que casi toda la deuda pública ofrece cupón negativo, pero ahí se quedaron y aquí paz y después gloria. Ciertamente la deuda es muy alta, pero como no les cuesta nada mantenerla, resulta sostenible. Hasta que suban los tipos de interés, claro. Pero, mientras tanto, “ancha es Castilla”.
Y de eso hablamos en el capítulo siguiente, de porqué podrían subir los tipos de interés. Todo el mundo dice lo obvio: cuando suba la inflación. Pero nosotros hemos querido un poco más allá y hemos planteado la posibilidad de una subida de tipos de interés como consecuencia de una pérdida de confianza en las finanzas públicas como consecuencia a su vez de los procesos de estímulo monetario masivo.
¿Cuál sería la mejor cobertura si una futura subida de tipos de interés viniera por una pérdida de confianza en la sostenibilidad de la deuda?
Y ahí es donde entra el oro: como cobertura ante la posible pérdida de confianza en el valor o la sostenibilidad de la deuda. O ambas cosas. Estamos observando como – según se va pasando de una situación de lógica bajada de tipos ante un entorno desinflacionista a una distorsión financiera, el oro empieza a repuntar. No había sido así hasta ahora porque no tenía ninguna lógica que en un ambiente desinflacionista subiera el oro. Pero si la tiene en un ambiente de desconfianza.
El oro es una de las posibles coberturas en caso de perdida de confianza en la deuda, con la ventaja de que su correlación no totalmente negativa con la renta variable.
Esto es muy importante: no se trata tanto de si es o no el momento de comprar oro – de hecho probablemente sea un poco pronto, considerando que la alternativa de la renta variable parece más tractiva -, sino de que probablemente tenemos localizada ya la que sería una buena cobertura si hubiera una crisis de confianza sobre la sostenibilidad o el valor de la deuda pública. Es más: lo más interesante es buscar coberturas que pueden funcionar bien junto con la renta variable. Las coberturas que suben cuando bajo un activo de la cartera no son una protección, son suma cero. Y el oro no tiene una correlación directamente negativa con la renta variable.
Gráfico nº 2: el oro ha roto el techo de un canal de distribución que duraba ya cinco años

Para concluir con el tema del oro como cobertura echemos un vistazo al análisis técnico. Como saben, mi opinión sobre el análisis fundamental y el técnico es que no son mutuamente excluyentes sino complementarios: el fundamental dice que hay que comprar y el técnico cuándo. Así que he aplicado esta regla al oro y el resultado lo tienen en el gráfico número 2, donde se ve como el oro ha roto por primera vez el canal de distribución en el que llevaba desde hace cinco años. Es más, previamente ha estado marcando mínimos más altos que los anteriores. Una confirmación adicional de que podríamos estar ante un activo que puede funcionar bien en el entorno actual y a la vez servir de cobertura en caso de complicaciones futuras.
Si finalmente incorporo el oro a mi cartera lo comentaré en estos “Cuadernos” y con nombre apellidos – hay muchos detalles importantes porque hay muchas formas de invertir en oro y no todas son buenas ni líquidas – en las carteras recomendadas de Nextep Finance. Especialmente en la opción “Lo Mejor del Mercado”, puesto que no todos los bancos e intermediarios financieros tienen los productos necesarios para realizar esta inversión.