En el número anterior analizábamos el soporte técnico del mercado, es decir, el que señala como tal la teoría de análisis chartista o teoría de Dow. Lo analizábamos para el índice SP 500 de la bolsa norteamericana porque, se diga lo que se diga, es el que al final siguen todos los índices del mundo. Pueden hacerlo peor, pueden hacerlo mejor, pero es muy difícil que le lleven la contraria.
Detrás de las señales e indicadores del análisis técnico hay realidades económicas y empresariales, lo que se conoce como análisis fundamental. Y, en mi opinión, los elementos fundamentales que dan soporte o hacen caer las bolsas en un determinado periodo de tiempo se pueden contar con los dedos de una mano, lo que simplifica nuestro trabajo.
Desde el lado empresarial –y no olvidemos que la bolsa es un mercado donde se valoran empresas – el soporte fundamental se llama “beneficios por acción”.
En la medida que las empresas aumentan sus beneficios y aunque el mercado puede caer por otros factores, lo normal es que si aumentan los beneficios empresariales se mantengan los niveles de cotización o incluso aumenten. Lo estamos viendo ahora mismo. Pese a las tensiones comerciales y la subida de los tipos de interés, el mercado parece haber alcanzado un cierto suelo y esto es porque siguen aumentando los beneficios empresariales. Lo vemos en el gráfico nº 1.
Desde el lado empresarial el soporte fundamental del mercado se llama beneficios por acción.
Gráfico nº 1: beneficios trimestrales por acción desde el año 2009

Aclaremos antes de nada porqué hay dos líneas, una roja y una blanca. La línea roja representa la medida preferida por los analistas para medir los beneficios por acción, que excluye ingresos ocasionales o perdidas de carácter extraordinario. En otras palabras, refleja los beneficios recurrentes y habituales del negocio de una empresa. Por el contrario, los beneficios publicados incluyen todo lo que ha ocurrido en un determinado periodo, sin diferenciar si representan o no la actividad habitual de la sociedad. Hemos puesto los dos porque así el estudio no excluye ningún enfoque y puede comprobarse que la tendencia es exactamente la misma.
Aclarado lo anterior, lo primero que observamos es como se parece la evolución de los gráficos de los beneficios por acción a la del propio índice SP 500, como no podía ser de otra manera. Es la prueba de que, en la medida en qué haya expectativas de que sigan aumentando esos beneficios y a falta de novedades, lo normal es que se mantenga esta similitud. Pero ojo: si hubiera expectativas de que bajaran – por ejemplo porque subieran mucho los tipos de interés que pudieran perjudicar a la economía – coincidirían, pero a la baja.
También llama la atención que uno de los incrementos más fuertes de los BPA es relativamente reciente, lo cual genera serias dudas sobre el planteamiento de la mayoría de los analistas de que la bolsa norteamericana está cara. Lo estaría si no aumentaran los beneficios, pero, si siguen aumentando, las valoraciones deben adaptarse a esa realidad.
La conclusión es sencilla: mientras se mantengan las expectativas de aumento de los beneficios por acción se mantendrá la tendencia alcista a largo plazo de las bolsas USA. Habrá correcciones, porque la euforia y los excesos hacen que los índices se desvíen de forma significativa de la evolución de los beneficios, pero, una vez corregida la desviación, vuelven a pegarse a estos.
Mientras se mantengan las expectativas de aumento de los beneficios por acción se mantendrá la tendencia alcista de las bolsas. Y viceversa.
Pero, además de los beneficios por acción, en cada época surgen factores específicos de tipo empresarial que dan o quitan soporte a los mercados. Uno de ellos es la recompra de acciones por parte de las empresas.
Cuando las empresas quieren premiar a sus accionistas pueden hacerlo de muchas maneras, siendo la mas habitual el aumento del dividendo. Pero hay otra forma, fiscalmente más interesante, que es que la empresa compre sus propias acciones en el mercado para amortizarlas. Así, a menos acciones en el mercado, más a repartir entre los accionistas.
Está forma de retribuir al inversor ha sido una característica de los últimos años y uno de los motores de la subida de las bolsas norteamericanas. En el gráfico nº 2 se muestra la suma de dividendos y recompra de acciones en las empresas del SP 500 desde que se inició la tendencia alcista actual. Representa, en otras palabras, la retribución total que han recibido los accionistas en el periodo y, vemos, de nuevo, lo mucho que se parece a la evolución del índice de referencia.
Gráfico nº 2: dividendos y recompra de acciones por parte de las compañías del SP 500

La conclusión es parecida a la de los beneficios por acción: mientras se mantengan las expectativas de que siga aumentando la remuneración al accionista y siempre y cuando la remuneración de los bonos no la supere – punto muy importante tener en cuenta – los dividendos y la recompra de acciones actuarán de soporte del mercado.
Permítanme insistir en la palabra ”expectativas”. Desgraciadamente, los mercados se mueven por expectativas. Y digo desgraciadamente porque si sólo les afectara la realidad del momento sería muy sencillo ganar dinero. ¿Qué la economía va bien? El mercado sube. ¿ Que va mal? El mercado baja. Que fácil ¿no? Pero a estas alturas todos sabemos que no es así. La economía puede ir muy bien pero sí por cualquier motivo los inversores consideran que en el futuro irá peor, las bolsas bajan. Aunque la economía vaya bien.
Esto es de aplicación a todo lo anterior. Los beneficios pueden ser buenos, los dividendos generosos y las recompras abundantes, pero si el mercado piensa que eso va a cambiar actuará antes de que se produzca. De ahí el difícil papel del estratega de inversiones. No vale reflejar la actualidad, hay que saber leer el proceso de anticipación del mercado. Y valorar si está en lo cierto o se equivoca.