Los miembros de la Fed consideran que el programa económico de Donald Trump es inflacionista y que su misión es poner la venda antes de la herida. No sólo han subido varias veces los tipos de interés sino que anuncian nuevas subidas. Hasta ahora parece que han acertado, pues, pese a esas subidas, como la inflación norteamericana ha repuntado ligeramente – hasta el 2,4% -, los tipos de interés reales – nominal menos inflación – no son elevados y, por lo tanto, no deberían ser perjudiciales para la economía. “So far, so good”
El problema es que al mercado no le gustan las subidas de tipos. Como muestra, el desplome de cotización del bono a diez años, que es el índice de referencia de la renta fija mundial. Lo vemos en el gráfico nº 5, solo que a la inversa, ya que el precio del bono se mueve de forma inversamente proporcional al tipo de interés. El “subidón” del tipo de interés hasta el 3% ha desplomado el precio del bono. Y no sólo del bono. Ha sido el detonante de la corrección bursátil y podría desencadenar algo peor.
Gráfico nº 6: el tipo del bono USA a diez años vuelve al 3%.

Si el tipo de interés del bono USA a diez años sigue subiendo y el resto de plazos con él, se va a poder decir eso de “Houston, tenemos un problema”. Imaginemos al gestor de un fondo de pensiones norteamericano. Sus clientes son jubilados – y futuros jubilados – que se conforman con una revalorización moderada si es estable. Supongamos que siguen subiendo los tipos de interés de la deuda norteamericana. Que, por ejemplo, el bono a dos años se pone en un 3% – ahora está en un 2,50% – que el tres años, que ahora está en un 2,70%, se sitúa en un 3,50% y que el 10 años se acerca al 4%. La tentación de realizar beneficios con parte del dinero que tiene todavía en bolsa y pasarlo a un “mix” de bonos será muy fuerte. Y lo será también para sus colegas de otros fondos de pensiones, con la ventaja frente a los europeos de que ellos no tienen riesgo de tipo de cambio, así que la decisión es fácil.
En ese contexto, la bolsa podría perder su soporte actual – otro indicador importante a vigilar – y profundizar en la corrección. O incluso podría entrar temporalmente en un periodo bajista. Todo dependerá de cuanto y por cuanto tiempo suban los tipos en el mercado.
Antes he dicho que no creo que esto sea un cambio de tendencia de largo plazo. Me baso en motivos explicados en informes anteriores. El más importante, mi teoría del “superciclo bursátil” (ver/solicitar informe nº 10, de Diciembre 2017) y, en segundo lugar, que creo que la revolución industrial que estamos viviendo – la llamada revolución digital -, unida a la globalización , la robotización, la perdida de poder de los sindicatos y el cambio de modelo energético son desinflacionistas y compensarán la presión alcista del crecimiento económico sobre los precios. No es cierto que crecimiento implique automáticamente inflación y la historia lo ha demostrado en varias ocasiones. Pienso que en algún momento la Fed se percatará de ello y moderará sus ímpetus alcistas, pero siempre es bueno tener claro cual puede ser el escenario en caso de que uno se equivoque.