Cada vez hay menos profesionales bajistas, lo cual hace difícil dotar de contenido esta sección, en la que seleccionamos opiniones contrarias “con fundamento” para poner a prueba las nuestras. De hecho no hemos encontrado a nadie solvente para este Cuaderno del mes de Enero.
Lo que si hemos notado – y es preocupante – es que casi han desaparecido las voces de los agoreros profesionales.
Los agoreros profesionales son un excelente indicador. Pero un indicador contrario. Hay que hacer lo contrario de lo que digan. Y lo digo totalmente en serio.
Son fáciles de reconocer. Llevan años hablando de la “burbuja” y del desastre del QE y de lo que ocurriría cuando la Reserva Federal de los EE.UU. decidiera deshacer el camino andado, etc., etc. También han hablado de la “trampa” en la que caeríamos si decidíamos invertir, de la burbuja de los precios, etc.
La realidad es que llevan seis años con estas profecías y no solo no ha pasado nada, salvo que mucha gente se ha perdido un rally histórico en bonos y acciones por seguir sus consejos. No me dirán que a día de hoy no han sido un indicador contrario. Avisar de los riesgos está muy bien cuando son reales y no se trata solo de llamar la atención. O si se dice cuando realmente el mercado ha subido mucho y hay que ser prudente. Pero avisar solo para llamar la atención no me parece ético.
Pero afortunadamente la utilidad de “Los Pedros” – por lo de “Pedro y el lobo” – como indicador contrario lo es tanto al alza como a la baja. Cuando avisan un día si y día otro también sobre el Armagedon financiero hay que estar invertido. Pero, por las mismas, cuando dejan de anunciar el fin del mundo, o cambian de acera, entonces hay que empezar a preocuparse. Y suele coincidir con el momento en el que otros indicadores señalan que hay que tener liquidez.
Cuando los agoreros dejan de anunciar el fin del mundo es cuando hay que empezar a preocuparse.
El proceso de cambio de postura de los agoreros profesionales es siempre el mismo y es, por lo tanto, fácilmente reconocible. Lo primero que ocurre es que la gente se da cuenta de que se han perdido algo importante por escucharlos y a partir de ese momento anunciar desgracias deja de vender. Ellos se dan cuenta y dejan de hablar de “trampas” y “burbujas”. Se mantienen en silencio a la espera de que ocurra lo inevitable y caiga el mercado, para así reivindicarse. Porque obviamente los mercados acaban cayendo. Está en su naturaleza.
El “silencio de Los Pedros” es un indicador a tener en cuenta. Ahora muchos callan o han cambiado de acera, lo que significa que podríamos estar cerca de una corrección. Y esto coincide, como en ocasiones previas, con lo que dicen otros indicadores más “serios”, como la bajísima volatilidad – que debería tener un repunte ocasional -, los records de subidas (en EE.UU.) , los bajos niveles de liquidez en manos de los inversores, etc. Todo ello sugiere mantener posiciones de liquidez en fondos conservadores que nos permitan aprovechar una corrección si llegara a producirse.