A continuación voy a resumir y comentar una selección de las conclusiones de un artículo publicado en la web behaviouralinvestment.com (2) Considero que no tiene desperdicio y creo que son consejos que le serán de enorme utilidad.
Podría limitarme a pasarles el enlace, pero aparte de hacerles una faena a quienes no hablen inglés creo que que con 25 años de experiencia en el sector puedo aportar mi granito de arena sumando mi opinión a estos interesantes consejos.
El artículo desglosa las grandes ventajas que tiene el inversor particular frente al inversor profesional. Siempre se dice lo contrario y se mencionan las ventajas del profesional, que sin duda las tiene, pero yo he podido comprobar que un inversor particular con cierta experiencia en los mercados bien asesorado y con un alto grado de autodisciplina tiene, en el fondo, una posición mejor que la del profesional.
Un inversor particular con cierta experiencia en los mercados, bien asesorado y con un alto grado de autodisciplina tiene una posición mejor que la del profesional.
La mayor y probablemente única ventaja del profesional son sus conocimientos y experiencia. Pero eso el inversor particular lo puede comprar (contratando los servicios de un buen asesor). Si cuenta con eso, todo lo demás son ventajas, como veremos a continuación. Primero les pongo el consejo de behaviouralinvestment.com, luego mi comentario al respecto.
No necesita comprobar todos los días el valor de su cartera. La gran desventaja de la inversión financiera frente a la inmobiliaria es la tentación de analizar todos los días – o todos los meses – la evolución del valor de la inversión. Como esta lógicamente oscila y a veces oscila mucho surge el miedo y se malvende. Nadie hace eso cuando adquiere un bien inmobiliario. Pero el inversor profesional, el gestor de un fondo, por ejemplo, está obligado a hacerlo todos los días. Poder comprar algo y olvidarse de ello es una gran ventaja.
Puede tomar decisiones adaptadas a su plazo de inversión. No hay clientes que le obliguen a vender, por miedo o porque necesiten liquidez. El inversor particular no tiene que adaptarse al plazo de inversión de nadie. Puede establecer el suyo y modificarlo cuando lo considere oportuno.
Los incentivos están perfectamente alineados con sus intereses. Los intereses de una entidad financiera pueden ser muy variados. De hecho, dado que su cuenta de resultados depende de las comisiones, lo habitual es que le recomienden los productos que generen – o retrocedan, si son de terceros – la mayor comisión. ¿Porque creen ustedes sino que se utilizan o recomiendan tan pocos productos indexados en España? Pues porque dejan una comisión muy baja al distribuidor, ya sea banco, sociedad de valores o EAF no independiente. Pero usted, inversor particular, solo tiene un objetivo: obtener la mejor rentabilidad con el menor riesgo posible y pagando las menores comisiones. Y de eso depende su “bonus”
Usted, inversor particular, solo tiene un objetivo: obtener la mejor rentabilidad con el menor riesgo posible y pagando las menores comisiones.
Puede no hacer nada. ¿Cuántas veces lo mejor es irse de vacaciones y olvidarse del mercado hasta que este recupere la cordura? Como decía San Ignacio de Loyola “no se debe hacer mudanza en tiempos de tribulación”. Pero esto es muy difícil para un profesional. La presión para “hacer algo” cuando pintan bastos o ganar más cuando sube el mercado es muy grande y suele llevar a cometer errores.
No tiene porque estar encorsetado en índices de referencia que no se adaptan a su situación personal. El profesional cada día está más presionado los reguladores, que cada vez limitan más su capacidad de moverse. Y por sus propios jefes. Muchos profesionales se ven obligados a trabajar como si les tiraran a una piscina con una armadura y encima tuvieran que batir un récord de natación. Usted, mientras tanto, puede nadar libremente y con el estilo en el que se sienta más cómodo.
“No tiene que preocuparse de lo que hagan los demás” es probablemente el mejor consejo de todos.
No tiene que preocuparse de lo que hagan los demás. Probablemente el mejor consejo de todos. La psicología humana tiende a buscar protección en el grupo, pero en los mercados por definición la mayoría se equivoca más veces que acierta. Dicho con un ejemplo un tanto simplista pero que facilita comprender la idea: para que una persona gane un 30%, tres tienen que perder un 10%. De mirar a alguien puede mirar a los grandes inversores o escuchar a buenos asesores en lugar de seguir a la manada. Desde que trabajo en los mercados en todas las grandes caídas bursátiles he escuchado decir a Warren Buffet que iba a aprovechar para comprar aquellos valores que le gusta tener en cartera. Hoy es el segundo o tercer hombre más rico del mundo. O lo era hasta que donó la mitad de su fortuna.